El descontento by Beatriz Serrano

El descontento by Beatriz Serrano

autor:Beatriz Serrano [Serrano, Beatriz]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 2023-10-01T00:00:00+00:00


VII

Elena me cita por mensaje a las siete y media en un bar esquinero de la plaza de las Comendadoras.

Salgo de la ducha y pongo dos conjuntos de ropa encima de la cama. El primero de ellos consiste en un crop top y pantalones cortos a juego, con figuras geométricas de distintos colores. El segundo de ellos en una camisa de algodón roja y unos vaqueros finos. Hace siglos que no me pongo ninguna de las dos cosas. Camino de un lado a otro de la habitación, nerviosa, olvidando dónde tengo las cosas que estoy buscando (el desodorante, unas sandalias, unos pendientes de aro). Me siento como me sentía a los veinte años antes de una primera cita. Temo no causar buena impresión. Temo que Elena piense que no soy más que una persona aburrida que trabaja en una empresa aburrida y tiene una vida aburrida. Me seco el pelo con la cabeza boca abajo, me pongo unos pendientes de aro que, finalmente, encuentro dentro del cajón de mi mesilla de noche, me maquillo con polvos de sol y me pinto la raya del ojo de negro oscuro. Me pruebo los dos conjuntos y paseo por delante del espejo de mi habitación de un lado a otro, intentando crear la ilusión de que soy una desconocida con la que me cruzo por primera vez para adivinar qué impresión me causaría si así fuera. Me decanto por el conjunto de figuras geométricas porque el reflejo me impacta más. Me calzo unas sandalias con algo de tacón en color negro y un bolsito diminuto verde con flecos que me llegan hasta la rodilla. Miro la hora y son tan solo las siete menos cuarto.

Me siento al borde de la cama y desbloqueo el móvil. Entro en Instagram. Instagram me parece la red social más insustancial de todas las redes sociales. Es como un escaparate de cosas bonitas y bebés feos. Debería estar prohibido hacer fotografías a niños menores de dos años. Algo penado por ley, que te llegase una carta de Silicon Valley diciéndote que debes pagar quinientos dólares y que tu cuenta se suspenderá durante un mes y medio. Ningún bebé es bonito, lo mires por donde lo mires. Son como ancianos comprimidos. Se supone que el ser humano, al ser el animal más inteligente de todos, necesita nacer antes que el resto porque nuestro cerebro es más grande y nuestra cabeza mataría a nuestra madre si se terminase de desarrollar dentro de sus entrañas y luego tuviera que salir. A nadie le parece extraño que los bebés estén a medio hacer y sus cabezas sean de plastilina. Coger un bebé en brazos es como coger un jarrón de porcelana china. Pienso en todo esto mientras ignoro con la sutileza del scroll una foto de un bebé dentro de una piscinita de agua, pero doy like a una foto de un gato de la misma usuaria, dejando claros mis principios al algoritmo.

Decido mirar los perfiles de la gente que fue conmigo a la universidad.



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