El descenso by Matt Brolly

autor:Matt Brolly [Brolly, Matt]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2020-07-23T00:00:00+00:00

* * *

Pensó en su conversación con el Dr. Forrest mientras se dirigía a la estación. Toda la charla sobre otros mundos, guardianes y extraterrestres, y experiencias cercanas a la muerte la hacían sentir como si todavía estuviera soñando. El hecho de haber escuchado tales explicaciones de un científico de renombre, por recomendación de un especialista en meteorología, lo hacía aún más confuso.

Al llegar a la comisaría la recibió una tormenta. Era como si el verano se hubiera acabado en unos días gloriosos. Un cielo gris se cernía sobre la comisaría. El aparcamiento ya estaba lleno y Louise percibió la gran actividad al entrar en la puerta principal. No estaba segura de qué era lo que se proponía todo el mundo. ¿Se trataba de averiguar por qué las tres mujeres se habían quitado la vida? ¿O es que la comisaría estaba luchando contra la inevitable sensación de que habría más suicidios?

Revisó la nueva pila de notas que la esperaban en su escritorio, las listas de avistamientos de la compañera de Sally con información de seguimiento. Se conectó para ver el doble de correos electrónicos que la esperaban, incluido un correo del Dr. Forrest con la documentación que había prometido. Louise no estaba segura de tener el valor de decirle al equipo que el caso tenía algo que ver con los hombrecillos verdes, pero de todos modos hizo clic en los enlaces.

Louise no era una científica, pero no vio nada completo en los artículos que leyó. Parecía haber muchas conjeturas, aunque Forrest había tenido razón en cuanto a la constante referencia a los guardianes. Por el momento, la información era más perjudicial y confusa que útil, y se alegró cuando Thomas puso una taza de café sobre su mesa.

—Jefa.

—Gracias, lo necesito —dijo Louise, bebiendo el café como si saciara su sed.

—Pensé que te gustaría saber que tenemos una pista sobre nuestro hombre misterioso. Tres personas han dado el mismo nombre para él. Jay Chappell. ¿Puedo? —dijo Thomas, mirando su teclado.

—Claro.

Thomas cargó Facebook y localizó el perfil de Jay Chappell. Su página no se había actualizado en más de un año, pero la foto borrosa del perfil coincidía con la del compañero de Sally.

—Tenemos una dirección en Newport, Gales. La policía local está en camino.

—Que no se diga que la prensa no es útil —dijo Louise.

—Hay más. No estoy seguro de lo que significa, pero Coulson ha encontrado algunos grupos online a los que Chappell pertenece. Te enviaré los enlaces. Alguna mierda rara, de otro mundo.

A Louise se le apretó el pecho.

—¿Puedes ser más específico sobre esa ‘mierda de otro mundo’?

Thomas se rio.

—Lo siento, es un poco vago. Toma —dijo, tocándole el brazo mientras volvía a escribir en su teclado—. Algo relacionado con la selva peruana. Una tribu que fue a visitar.

—Eso es algo —dijo Louise, escudriñando la información. Ya había visto suficientes coincidencias como para no dejarse llevar, pero al leer sobre la incursión de Chappell en la selva y su testimonio sobre la ayahuasca, la infusión de DMT, le resultaba difícil no hacerse ilusiones.

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