El cuarto de la plancha by Inma Chacón

El cuarto de la plancha by Inma Chacón

autor:Inma Chacón [Chacón, Inma]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 2023-03-02T00:00:00+00:00


21. Un ministro con prisas

No, no siempre se van los mejores. Iguales, quizá, pero yo estoy segura de que mi padre sabía que nos dejaba en muy buenas manos, y se hubiera sentido muy orgulloso de los homenajes que le brindan a mi madre en el pueblo siempre que vuelve, el cariño que le demuestran, la admiración y la alegría que inspira. El mismo cariño, admiración y respeto que le demostraron a él, en un homenaje que ya forma parte de la historia de todos, cuando le nombraron hijo adoptivo del pueblo donde nació toda su prole.

—Al nombrarme hijo adoptivo, me igualáis a mis nueve hijos.

La frase se completaba con el nombre de nuestro pueblo y el gentilicio cariñoso con el que se conocía a los nacidos en él, pero los he suprimido para mantener la coherencia de no citar el nombre de ninguna localidad, excepto en el caso de Madrid, por ser perfectamente identificable como la capital del país.

Nosotros estábamos tan orgullosos de que mi padre nos hubiera citado en su discurso… Y tan emocionados…

No podíamos saber que en un par de meses nos cambiaría la vida, ni que mi madre, en un acto de valentía por el que no dejaré nunca de admirarla, abandonaría el pueblo donde pasó sus años más felices, porque quería buscarles un futuro a sus nueve hijos.

—Si alguien tiene edad de trabajar, soy yo —contestó cuando le aconsejaron que le buscase trabajo a su hijo de catorce años en la fábrica de componentes de motores.

Por eso me atrevo a repetir que los que se van no son los mejores. Son iguales a los que se quedan, cuando lo son. Pero no creo que haya que comparar ni cuantificar las bondades de nadie.

Mi padre fue un gran hombre, lo sé por lo mucho que le siguen queriendo en mi pueblo después de los años. También lo sé por lo mucho que sintieron su muerte. Y porque cuando murió, en el escaparate de casi todos los comercios y en los salones de muchos vecinos, colgaron su fotografía con un ribete de luto, y permaneció colgada durante muchísimo tiempo.

Y lo sé porque, hace un par de años o tres, llegó al pueblo un historiador desde una zona muy distante de nuestra tierra y, al escuchar hablar de mi padre con mucha frecuencia, siempre en un sentido muy positivo, quiso hacer una investigación rigurosa sobre su paso por la alcaldía. Como objetivo principal, se propuso descubrir las sombras que siempre acompañan a los hombres marcados por las luces. Al fin y al cabo, no fue un alcalde elegido en las urnas, sino por los representantes de un régimen dictatorial para el que la libertad era una palabra maldita.

Es cierto que era de derechas; en aquella época, para dedicarse a la política no se podía ser de otro signo. Es más, estoy segura de que hoy en día, si viviera, seguiría teniendo ideas conservadoras. No tendría sentido pensar otra cosa; la mayoría de los miembros de mi familia las tiene.



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