El color que cayó del espacio by H.P. Lovecraft

El color que cayó del espacio by H.P. Lovecraft

autor:H.P. Lovecraft
La lengua: spa
Format: epub
editor: Nórdica Libros
publicado: 2020-10-15T21:45:07+00:00


Entonces, afuera se oyó un relincho frenético del caballo de Ammi, seguido de inmediato de un estruendo que delataba una huida enloquecida. Acto seguido, el caballo y el carruaje dejaron de oírse, dejando al asustado hombre en las escaleras oscuras, tratando de adivinar qué había provocado su huida. Pero eso no fue todo. Se escuchó otro ruido fuera. Una especie de chapoteo —«agua…, debe de haber sido el pozo»—. Había dejado a Hero suelto cerca, y una rueda del carruaje debía de haber rozado la albardilla y golpeado una piedra. Y todavía brillaba la fosforescencia pálida en esa madera centenaria. ¡Dios! ¡Qué vieja era la casa! La mayor parte se construyó antes de 1670, y el tejado de mansarda no más tarde de 1730.

Se escucharon ahora con claridad unos débiles arañazos que venían de la planta baja, y la mano de Ammi se cerró con fuerza sobre el pesado palo que, por alguna razón, había cogido del desván. Lentamente hizo acopio de valor, terminó de bajar las escaleras y se dirigió con decisión hacia la cocina. Pero no llegó a completar su recorrido; porque aquello que buscaba ya no estaba allí. Había salido a su encuentro y, de algún modo, permanecía aún con vida. Ammi no podía decir si había llegado gateando o había sido arrastrado por alguna fuerza externa; pero la muerte se le había echado encima. Todo había ocurrido en la última media hora, aunque la desintegración, la grisura y la descomposición ya estaban muy avanzadas. Exhibía una horrible fragilidad, y algunos fragmentos secos se desprendían como escamas. Ammi no podía tocarlo, pero observó horrorizado aquella caricatura desfigurada de lo que antes había sido un rostro.

—¿Qué ha pasado, Nahum?, ¿qué ha pasado? —susurró, y aquellos labios abultados y partidos apenas arrojaron una última respuesta.

—Nada…, nada…, el color…, quema…, frío y mojado, pero quema…, vivía dentro del pozo…, lo he visto, como un humo…, igual que las flores la primavera pasada…, el pozo relucía de noche… Eso, y el Mervin, y el Zenas…, todo lo que estuviera vivo…, chupando la vida de todo…, en aquella roca…, ha debido venir en aquella roca que lo envenenó todo…, no sé qué quiere…, esa cosa redonda que los hombres de la universidad arrancaron de la roca…, la hicieron migas…, tenía el mismo color…, exactamente igual…, igualito que las flores y las plantas…, ha debido haber más…, semillas…, semillas…, crecieron…, lo he visto esta semana la primera vez…, lo ha debido agarrar bien al Zenas…, era un chicarrón, lleno de vida…, te destroza la cabeza y después te agarra a ti…, te quema…, en el agua del pozo…, tenías razón…, agua maligna…, el Zenas no volvió nunca del pozo…, no puedes escapar…, te ahoga…, sabes que algo viene, pero no sirve de nada…, lo he visto cien veces desde que se llevó al Zenas… ¿y la Nabby, Ammi?…, mi cabeza no anda bien…, no sé cuándo fue la última vez que le di de comer…, se la llevará si no andamos con cuidado…,



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