El coleccionista by Daniel Silva

El coleccionista by Daniel Silva

autor:Daniel Silva [Silva, Daniel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2023-07-18T00:00:00+00:00


32

Fasanenstrasse

El suelo estaba abombado y desgastado, la iluminación era tenue. Había libros en las estanterías, libros encima de las mesas, libros dentro de vitrinas y un solo libro —Muerte en Venecia y otros relatos, de Thomas Mann— sobre el escritorio de Günter Lehmann, único propietario de Antigüedades Lehmann. El anticuario miró a Ingrid sin pestañear a través de sus gafas montadas al aire. Llevaba un jersey de punto y un pañuelo de color burdeos. Tenía las mejillas coloradas por el roce del viento.

—¿Buscaba algo en concreto?

—La verdad es que quería echar un vistazo, si es posible.

—Por supuesto.

Ella posó la mirada en el volumen que descansaba sobre el escritorio.

—Está en muy buen estado.

—Lo siento, pero ya está vendido.

—Es una lástima. —Se acercó a una de las vitrinas—. Santo cielo.

Era una primera edición de La casa de atrás, la obra que más tarde se conocería como El diario de Ana Frank.

—Mire el que está al lado —sugirió Günter Lehmann.

Una primera edición del Ulises de James Joyce.

—¿De verdad está firmado? —preguntó Ingrid.

—Por Jim —respondió el librero.

Junto al libro de Joyce había un ejemplar de La rebelión de Atlas, de Ayn Rand. Y, al lado, uno de Hermosos y malditos, de F. Scott Fitzgerald.

—Uno de mis libros favoritos —comentó Ingrid.

Lehmann se levantó y abrió la vitrina.

—La cubierta está totalmente restaurada. —Puso el libro sobre el cristal—. ¿Tiene las manos limpias?

—Impecables. —Ingrid levantó la cubierta con suavidad—. Me da miedo preguntar el precio.

—Podría dejárselo en treinta y cinco. —Señaló el ejemplar de Ulises—. Ese cuesta millón y medio.

Sonó un timbre.

—Discúlpeme —dijo Lehmann, y volvió a su escritorio.

Se oyó el chasquido de una cerradura y a continuación el tintineo de una campanilla. Alguien entró en la tienda. Ingrid no se inmutó; estaba mirando la primera edición firmada del Ulises. Un millón, quizá, pensó. Pero solo un tonto pagaría un millón y medio.

De repente, la persona que acababa de entrar se puso a hablar con Lehmann. Algo acerca del asesinato de un marchante de libros raros en Copenhague. Una conmoción terrible para todos nosotros, decía. Peter era un amigo. Hice muchos tratos con él a lo largo de los años.

Ingrid abrió Hermosos y malditos por la primera página y se puso a leer sobre Anthony Patch. No levantó la vista hacia el recién llegado ni pareció percatarse de su presencia. Esperó a que se fijara en ella. Así era como se jugaba a aquel juego.

De momento, el recién llegado estaba embelesado con Muerte en Venecia y otros relatos. Las fotografías no le hacían justicia, dijo. Sí, claro que se lo llevaba. No podría vivir sin él.

Ingrid siguió hojeando las páginas del libro de Fitzgerald.

—Tengo una primera edición de Gatsby —dijo una voz retumbante detrás de ella.

Era la del recién llegado. Se había dirigido a Ingrid en alemán. Ella contó despacio hasta cinco y luego se volvió. Magnus el de la mandíbula cincelada y los penetrantes ojos azules. Parecía demasiado grande para aquella sala.

—¿Cómo dice? —preguntó ella en el mismo idioma.

—Gatsby —repitió—. Tengo una primera edición. Fue una tirada muy pequeña, ¿sabe? Dos mil quinientos ejemplares, si no me equivoco.



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