El Cid Campeador, historia, leyenda y mito by Francisco Javier Peña Perez

El Cid Campeador, historia, leyenda y mito by Francisco Javier Peña Perez

autor:Francisco Javier Peña Perez [Peña Perez, Francisco Javier]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Humanidades, Historia
editor: Dossoles
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00


En efecto, el segundo paso en el camino de consolidación de la posición de Rodrigo en la zona consistió en depredar y saquear las aldeas próximas a la ciudad, atemorizando a la población y requisando ganado y bienes de toda índole, que serían muy bien vendidos en Murviedro. Tan sólo los agricultores de la zona disfrutaron, por indicación directa de Rodrigo, de paz en la realización de sus tareas agrícolas.

Mientras se iba haciendo cada vez más efectivo el aislamiento de la ciudad respecto a su entorno político y económico, el Campeador despliega su insidioso programa diplomático en el interior de Valencia, conjugando certeramente sus intereses con las ambiciones indisimuladas de su nuevo rey y con la veleidosa voluntad de su población. Ofreciéndose como punto de apoyo a Ibn Yahhaf para consolidarle en el trono de Valencia, Rodrigo consigue fácilmente alterar las fidelidades de este ambicioso juez, rápidamente convertido en enemigo de los almorávides y aliado de los partidarios de colaborar con el Cid en la afirmación del reino. De hecho, el antiguo visir de Rodrigo es liberado, y su rehabilitación social será de gran utilidad para su veterano valedor. En esta situación, la petición, por parte del jefe de los ejércitos almorávides en al-Andalus, al príncipe en funciones de Valencia del tesoro que perteneciera al depuesto y asesinado al-Qadir, se presta como una excelente ocasión para atizar entre las masas urbanas el sentimiento antialmorávide, que prende fácilmente en la población. El experimento desestabilizador de Rodrigo ha dado buenos resultados: la unidad interna y el sentido de bloque ha quebrado; lo demás irá llegando poco a poco. De cualquier forma, el señor de Valencia, temeroso también de las iras del jefe de los almorávides, se prestó a enviar una parte del tesoro reclamado, reteniendo el resto para sí en lugar secreto. La comitiva que portaba las monedas y joyas hacia el palacio de Ibn Aisa partió de incógnito en dirección a Murcia. Al-Faray, el visir recientemente liberado, amigo de Rodrigo, comunicó a éste los planes del envío, permitiendo que un pequeño destacamento de la mesnada del Cid interceptara la marcha de la comitiva valenciana y se apoderara del tesoro. Cuando el Campeador contabilizó los bienes incautados/ le parecieron pocos y de escaso valor. Sin duda, el tesoro del que fuera su aliado al-Qadir comprendía más monedas, alhajas y joyas. Tiempo habría para recuperarlas todas. De momento, mejor no hacer ningún comentario sobre el particular ni levantar sospechas en el entorno de su ahora aliado rey de Valencia, Ibn Yahhaf.



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