El caso del linaje amenazado by Raúl Garbantes

El caso del linaje amenazado by Raúl Garbantes

autor:Raúl Garbantes [Garbantes, Raúl]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2019-05-16T16:00:00+00:00


Capítulo 12

Cuando Tom y Nadine regresaron a la comisaría y entraron a su despacho compartido, se llevaron una gran sorpresa.

Sentado a la misma mesa donde ellos solían tomar café y conversar sobre sus casos estaba esperándolos Eric Nashville, mejor conocido en la brigada de Boston como «el jefe Nashville».

El jefe había pasado ya el umbral de los sesenta años. Fumaba sin cesar y llenaba el despacho de humo, a pesar de que los vigentes reglamentos estatales prohibían el cigarrillo en las instituciones públicas. Era de esos hombres que apenas conservan restos de pelo canoso a los costados y lucen una brillante calva en el «techo» de la cabeza.

—¿Cómo se encuentran hoy, agentes? —les dijo y pitó un cigarrillo al que poco le quedaba para consumirse. No resultaba habitual que Nashville les hiciese esas visitas sin avisar, y Tom y Nadine se olían malas noticias.

El jefe se puso de pie y alisó su traje.

—Estamos bien, señor —dijeron Nadine y Tom casi al unísono. Se habían quedado cerca del vano de la puerta, como los incautos que miraban a Medusa y se convertían en estatuas.

Fue Nadine quien manifestó su sorpresa y se atrevió a preguntarle qué lo traía por ahí.

El jefe aplastó la colilla contra el cenicero —que los detectives nunca habían usado y permanecía allí como una especie de adorno hasta el día de hoy— y fue al grano:

—Ustedes están investigando el caso de Stephen Fairfax… Bueno, ahora habría que decir el caso de la «familia» Fairfax, ¿verdad?

—Justamente venimos de ver el cadáver de Francis Fairfax —dijo Tom.

—Sí, me lo imaginé. Me dijeron que se excedió con el bronceado.

El jefe había dicho esto último con absoluta seriedad.

—Como usted bien insinuó antes —dijo Nadine—, esto cambia el curso de la investigación. Ya no se trata de un crimen orientado a un Fairfax, sino de crímenes orientados a acabar con la familia.

—Y, por desgracia, suponemos que no terminarán con este último —añadió Tom.

El jefe daba vueltas por la oficina y toqueteaba los objetos del escritorio.

—Eso es lo que más me preocupa —dijo—. Es una desgracia, tal como lo calificó usted. Pero no solo para los Fairfax.

El jefe hizo una pausa, casi teatral. Tom y Nadine también se quedaron en expectante silencio.

—También es una desgracia para nosotros, agentes. Y lo es especialmente para mí. Ustedes saben bien la manera en que este asunto funciona: si se tratase de un asesino serial obsesionado con destripar vagabundos, nadie se haría mucho problema. Pero dado que, al parecer, nos enfrentamos a un aniquilador compulsivo de los Fairfax, y teniendo en cuenta que los Fairfax son millonarios y muy influyentes, tengo a todo el mundo presionándome para resolver esto de una buena vez.

—Señor… —empezó a decir Nadine.

—Y cuando digo todos… —El jefe levantó apenas el tono, y Nadine entendió el mensaje: en ese momento, solo hablaría él, y no toleraría interrupciones—, estoy hablando del alcalde para arriba. Siento en la nuca el aliento de gente importante, y sus voces resuenan en mis oídos. Los escucho hasta en mis sueños ya.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.