EL CARTEL DE LOS SAPOS by Andres Lopez

EL CARTEL DE LOS SAPOS by Andres Lopez

autor:Andres Lopez
La lengua: es
Format: mobi
publicado: 2010-07-31T23:00:00+00:00


23 Sin retorno

Ahora que las agencias federales tenían claro lo que sucedía en ese país de narco-traficantes llamado Colombia, estaban entusiasmados con la idea de capturar, a cualquier precio, a los cabecillas de dichos carteles. Un buen prospecto era Diego Montoya. Más aún si contaban con la colaboración de Julio Fierro, quien decía tener acceso privilegiado a su organización.

Fierro estaba decidido a evitar la pronta presentación del capo ante el juez de su causa, que ya reclamaba su presencia en la Corte para dar por terminada la primera etapa de cooperación. Aprovechando que su afamada esposa Natalia París tenía un compromiso de trabajo en un evento de modelaje en Medellín, Fierro decidió acompañarla, pero con tan mala suerte que la contrainteligencia avanzaba en sus oscuras intenciones contra él.

Desde hacía varios años corría un rumor en el narcomundo en el sentido de que Fierro se había convertido en informante del FBI, algo que sus antiguos socios no veían con buenos ojos, Por esta razón, concluyeron que la presencia de Fierro en Medellín no tenía otro objetivo que hacer inteligencia para transmitírsela a su agente en Miami.

El 26 de septiembre de 2001, fuentes cercanas a Diego Montoya confirmaron que Fierro estaba en Medellín y de inmediato le contaron a Varela, que montó una operación para capturarlo. En realidad, Fierro había viajado a Colombia para supervisar el buen comportamiento de su esposa y recoger algunos ahorros que compartía con Nicolás Bergonzoli. La suerte de Fierro había quedado sellada años atrás, cuando Iván Urdinola se enteró de sus intenciones de delatar a Diego Montoya, lo que interpretó como una amenaza para su organización.

Enterado, Varela aprovechó que las autodefensas, controlaban la capital antioqueña y le pidió cooperación a Don Berna, que a su vez encargó al Rolo, su secretario particular, de localizar a Fierro y desaparecerlo.

En efecto, el Rolo se encontraba por aquellos días en Bogotá y después de hablar por teléfono con Fierro le puso una cita en el aeropuerto José María Córdova de Rionegro. Quedaron en encontrarse a las 7 p.m. del 29 de septiembre de 2001 en el estadero El Aviador, a escasas cuadras del aeropuerto. El Rolo convenció Fierro con el cuento de que viajaría a Medellín a arreglar los asuntos pendientes y esa misma noche regresaría a la capital.

Sobre las 6:30 p.m., y mientras Natalia París avanzaba en los preparativos de un desfile, Fierro partió del barrio El Poblado en compañía de El Zarco, su hombre de confianza, mientras los demás miembros de su escolta permanecieron en su vivienda. Fierro condujo su camioneta y llegó puntual al estadero. Mientras esperaba al Rolo, descubrió la presencia en el mismo lugar de Daniel Mejía Ángel. Daniel, lugarteniente de Don Berna, acompañado por Beto, Ñato, El Morro y otros cuatro integrantes de su cuerpo de seguridad. A Fierro le pareció normal la escena porque consideraba a Daniel un buen amigo; al fin y al cabo y para congraciarse con él, tres meses atrás le había regalado una camioneta Toyota blindada.

Daniel se acercó mientras



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