El buen profesional by David Cerdá

autor:David Cerdá
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788432151125
editor: Ediciones RIALP
publicado: 2019-06-11T12:18:42+00:00

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El aprendiz y el maestro

La desvalorización de la experiencia es uno de los nuevos mantras, pero el conocimiento práctico sigue valiendo su peso en oro. Vivir el diferencial de experiencias, base de la relación entre quien aprende y quien enseña, como algo denigrante, nos impide crecer profesionalmente. Enseñar es el acto de generosidad más elemental; aprender, el acto de humildad más necesario. Nunca fue tan vital aprender, estar preparado, informándose, priorizando y anticipando escenarios. Cada historia profesional es una oportunidad para la lucidez, para aprender de las equivocaciones y las circunstancias adversas. Llamamos profesional a quien cobra por lo que hace y lo ama tanto que vive inmerso en un sueño de perfección.

Dejarse enseñar

Hace solo algunos años, uno de los fundadores de Fast Company, revista especializada en tecnología, diseño y mundo de los negocios, afirmaba en un editorial: 'La experiencia está pasada de moda. La inexperiencia es lo que se lleva'.

Naturalmente, la mirada extraviada de quien no está 'dentro' de un saber o ámbito cualquiera puede ser valiosa. Quienes hemos trabajado en innovación sabemos lo útil que puede ser la perspectiva del neófito, capaz de reparar en aspectos que por deformación profesional se les pueden escapar a los expertos. Pero hay un largo trecho entre aprovechar la eventual chispa con la que puede contribuir el no versado y encumbrar la ignorancia como si del nuevo abracadabra se tratase.

La experiencia nunca pasará de moda, o, mejor dicho, siempre estará por encima de las modas. No se trata de venerar las canas: la experiencia no sobreviene por el mero transcurso del tiempo, y por eso hay treintañeros notablemente experimentados y cincuentones que solo acumulan años. El tiempo ofrece oportunidades, que no todo el mundo aprovecha. Lo indudable es que el conocimiento práctico aumenta en todos los casos las opciones de crear algo valioso, en cualquier campo.

Lo realmente nuevo, y dañino, es vivir la ignorancia como una imposición injusta. Parte de la culpa la tiene Internet, que ofrece un señuelo del conocimiento que nos ha desacostumbrado a sentir que no sabemos nada de esto o de lo de más allá. Son muchos quienes creen que es fácil saber de todo —llamémoslo el 'mal de la Wikipedia'—, y por eso se niegan a ceder el paso al conocimiento ajeno, convencidos como están de que saber puede saber —fácil, rápidamente— cualquiera.

En las Meditationes Sacrae de Francis Bacon (1597), leemos un aforismo que se ha hecho célebre y ubicuo: ipsa scientia potestas est. El conocimiento es poder. Desgraciadamente, esta verdad compleja, que admite y requiere análisis y acotaciones, está generando últimamente la absurda sensación de que 'quien sabe más que yo me supera en poder, y así pues me sojuzga'. Llegamos así a que toda superioridad en los conocimientos se entienda como una modalidad de autoridad brutal e ilegítima, una forma de abuso. Por eso humillan las malas notas en los colegios; ya no se ponen ceros, para no causar traumas. También humilla considerarse aprendiz, ponerse en manos de un maestro. Incluso ser corregido; a quienes señalan errores gramaticales y transgresiones ortográficas ya se les llama grammar nazis.

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