El atraco by Daniel Silva

autor:Daniel Silva [Silva, Daniel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2014-07-15T04:00:00+00:00

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KING SAUL BOULEVARD, TEL AVIV

Comenzaron su búsqueda no por el hijo, sino por el padre: el hombre que había gobernado Siria desde 1970 hasta su muerte de un ataque al corazón en 2000. Había nacido en el pueblecito de Qardaha, en las montañas de Ansariya, al noroeste de Siria, en octubre de 1930. Como otros pueblos de la región, Qardaha estaba en poder de los alauitas, seguidores de una rama ínfima y perseguida del Islam chií considerada herética por la mayoría suní. En Qardaha no había mezquita ni iglesia, ni un solo café ni una tienda, pero llovía treinta días al año y en una cueva cercana había un manantial al que los lugareños llamaban ‘Ayn Zarqa. El noveno de once hermanos vivía en una casa de piedra de dos habitaciones con un pequeño patio delantero de tierra pisoteada y, al lado, un trozo de tierra embarrada para los animales. Su abuelo, un pequeño cacique del pueblo que se manejaba bien con los puños y la pistola, recibía el apodo de al Wahhish, «el Salvaje», porque una vez había dado una paliza a un luchador turco ambulante. Su padre era capaz de atravesar un papel de fumar de un balazo a cien pasos de distancia.

En 1944, el futuro presidente abandonó Qardaha para asistir al colegio en la localidad costera de Latakia. Allí dio comienzo a su activismo político al unirse al recién creado Partido Socialista Árabe Baaz, un movimiento secular que aspiraba a poner fin a la influencia occidental en Oriente Medio mediante el socialismo panárabe. En 1951 ingresó en la academia militar de Alepo, la salida tradicional para un alauita que trataba de escapar de su mísero origen montañés, y ya en 1964 se hallaba al mando de la fuerza aérea siria. Tras el golpe de estado baazista de 1966, se convirtió en ministro de Defensa, puesto que ostentaba aún cuando estalló la desastrosa guerra con Israel de 1967 en la que Siria perdió los Altos del Golán. Pese al fracaso estrepitoso de sus tropas, apenas tres años después se convirtió en presidente. Como un barrunto de lo que ocurriría después, se refirió al golpe de estado incruento que le otorgó el poder como un «movimiento correctivo».

Su ascenso puso fin a un largo ciclo de inestabilidad política en Siria, pero a un precio muy alto para el pueblo sirio y para el resto de Oriente Medio. Como cliente de la Unión Soviética, su régimen se contaba entre los más peligrosos de la región. El presidente apoyaba a los elementos más radicales del movimiento palestino (Abú Nidal actuó con impunidad desde Damasco durante años) y equipaba a su ejército con las defensas aéreas y los tanques y cazas más modernos procedentes de la Unión Soviética. La propia Siria se convirtió en una inmensa prisión, un lugar en el que estaban prohibidos los faxes y una palabra dicha a destiempo acerca del dictador podía tener como resultado un viaje a Al Mezze, la célebre prisión situada en lo alto de una loma del oeste de Damasco.

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