Cuentos Y Relatos Libertinos by Varios Autores

Cuentos Y Relatos Libertinos by Varios Autores

autor:Varios Autores [Varios Autores]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788483469705
Google: eFRjPgAACAAJ
Amazon: 8498411939
editor: Siruela
publicado: 2008-01-01T00:00:00+00:00


Librodot Cuentos, historietas y fábulas Marqués de Sade 51

tonces aparece su mujer, y al sorprenderle con aquella divinidad de Ténaro 5 le pregunta con acritud qué es lo que ella ha podido hacerle para que la traicione de forma tan cruel.

-Pero, señora, ¿no fue con vos con quien ayer...?

-Yo, señor, avergonzada, humillada, al menos nadie puede reprocharme que no me haya mostrado sumisa con vos. Vísteis a esta mujer a mi lado, me rechazasteis brutalmente para poder abrazarla. Habéis hecho que ocupe mi sitio en el lecho que me estaba destinado y yo me retiré confusa y con mis lágrimas como único consuelo. -Pero, ángel mío, decirme, ¿estáis totalmente segura de lo que afirmáis?

-¡Monstruo! ¡Aún quiere insultarme después de tan tremendos ultrajes y cuando esperaba consuelo el sarcasmo es mi única recompensa... ! ¡Venid, hermana mía, venid! ¡Qué venga toda mi familia y contemple el indigno objeto al que he sido sacrificada... ! Aquí está, aquí está... esa odiosa rival -gritaba la joven esposa frustrada en sus prerrogativas mientras vertía un torrente de lágrimas-, y aún en mi presencia se atreve a seguir en sus brazos. ¡Oh, amigos míos! -prosiguió desesperada la señorita de Téroze congregando a todo el mundo a su alrededor-. ¡Ayudadme! ¡Dadme armas contra este perjuro! ¿Era esto lo que me podía esperar adorándole como le adoraba?

Nada más hilarante que el semblante de Fontanis ante estas sorprendentes palabras. Mi-raba con ojos extraviados a la negra y dirigiéndolos luego hacia su joven esposa la con-templaba con una especie de estúpida atención que, a decir verdad, empezaba a resultar inquietante para la buena marcha de su cerebro. Por una curiosa fatalidad, desde que el presidente se hallaba en Olincourt, La Bne, el encubierto rival al que hubiera debido tener más miedo que a nadie, se había convertido en un personaje en el que más plenamente confiaba. Le llama.

-Amigo mío -le dice-, vos me parecisteis siempre un joven de lo más sensato. ¿Tendrí-

ais la bondad de decirme si realmente habéis advertido algún trastorno en mi cabeza?

-Para ser sincero, señor presidente -le contesta La Brie con aire triste y compungido-, no me había atrevido nunca a decíroslo, pero como me hacéis el honor de solicitar mi opinión no os voy a ocultar que desde vuestra caída al establo de los cerdos las ideas no han vuelto nunca a emanar puras de las membranas de vuestro cerebro. Que eso no os preocupe, señor, porque el médico que ya os atendió en una ocasión es uno de los hombres mas eminentes que han pasado por esta casa... Por ejemplo, estuvo aquí con nosotros el juez de la hacienda del señor marqués que se había vuelto loco hasta tal punto que no había un solo joven libertino en toda la comarca, que se lo pasara bien con una muchacha, a quien ese truhán no abriera en seguida un sumario por lo criminal, y condenas y sentencias y el destierro y todas las infamias que esos bribones tienen siempre a flor de labios.

Pues bien, señor,



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