Cuentos de la Alhambra (Ed. Miguel Sánchez) by Washington Irving

Cuentos de la Alhambra (Ed. Miguel Sánchez) by Washington Irving

autor:Washington Irving
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Histórico, Realista
publicado: 1832-01-01T00:00:00+00:00


UN PASEO POR LAS COLINAS

A la caída de la tarde, cuando el calor es menos intenso, solía distraerme con frecuencia dando largos paseos por los cerros vecinos y por los profundos y sombríos valles, acompañado de mi cronista-escudero Mateo, a cuya pasión por la charla daba yo el más amplio permiso en tales ocasiones; y apenas había roca, ruina, fuente rota o valle solitario de los que no me refierese alguna maravillosa historia o, sobre todo, alguna peregrina leyenda, pues nunca hubo un pobre diablo más espléndido en prodigar sus tesoros escondidos.

En el curso de uno de estos paseos manifestóse Mateo más comunicativo que de ordinario. Al ponerse el sol, salimos por la puerta de la Justicia y subimos por una alameda, hasta llegar a un grupo de higueras y granados, al pie de la Torre de los Siete Suelos, la misma de donde se dice que salió Boabdil cuando hizo la entrega de su capital. En este sitio, señalándome una bóveda subterránea en los cimientos, me informó Mateo que allí se ocultaba un monstruoso espíritu o fantasma que, según se decía, habitaba en esta torre desde el tiempo de los árabes, guardando los tesoros de un rey musulmán. Algunas veces sale este duende en el profundo silencio de la noche y recorre los bosques de la Alhambra y las calles granadinas, bajo la forma de un caballo sin cabeza, perseguido por seis perro que lanzan terribles ladridos y aullidos.

—¿Te lo has encontrado alguna vez en tus paseos? —le pregunté.

—No, señor, ¡gracias a Dios! Pero mi abuelo el sastre conoció varias personas que lo vieron, pues antes salía con más frecuencia que ahora, ya de una forma, ya de otra. Todos, en Granada, han oído hablar del Velludo, y las viejas y las nodrizas asustan a los chiquillos llamándolo cuando lloran. Se dice que es el espíritu de un cruel rey moro que mató a sus seis hijos y los enterró debajo de esas bóvedas, y ellos, en venganza, lo persiguen por las noches.

Me abstengo de relataros más acerca de los maravillosos detalles que me dio el crédulo Mateo sobre este terrible fantasma, que fue en tiempos pasados tema favorito de los cuentos infantiles y de las tradiciones populares de Granada, y del que hace honrosa mención un antiguo y erudito historiador, topógrafo de estos lugares.[32]

Abandonando este famoso edificio, seguimos nuestro paseo, rodeando los frondosos jardines del Generalife, en los que dos o tres ruiseñores lanzaban al aire la melodía de sus trinos. Pasamos, por detrás de estos huertos, frente a cierto número de aljibes moriscos con una puerta abierta en el rocoso seno de la colina, pero tapiada. Estos aljibes —según me informó Mateo— fueron los baños favoritos tanto de él como de los camaradas de su niñez, hasta que los asustaron con la historia de un horrible moro que salía por la puerta de la roca para atrapar a los incautos bañistas.

Dejando atrás estos encantados aljibes, continuamos por un solitario camino de herradura que serpentea por los cerros,



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