Cuentos completos by Andrés Caicedo

Cuentos completos by Andrés Caicedo

autor:Andrés Caicedo [Caicedo, Andrés]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 2013-12-31T16:00:00+00:00


1972

Angelita y Miguel Ángel

Angelita

Antes, aquí en la casa donde yo vivo, era un problema mi despertada. Como yo siempre he sido tan dormilona nunca me despertaba temprano en día de colegio. Entonces mi mamá me compró un despertador enorme y me lo puso en la mesa de noche. Y el despertador sonaba siempre a las cinco de la mañana en día de colegio, pegando un timbrazo desesperante. Y yo era que pegaba el brinco cada vez que lo oía y en mi casa tenían que aguantarme histérica todo el día, que el mal genio me duraba hasta por la noche sólo de pensar en el timbrazo del despertador al otro día temprano, antes de que cantara el gallo, antes de que saliera el sol, para que Angelita no pierda el bus del Sagrado Corazón, cuando Angelita está soñando, ¿en qué? ¿En ese gringo alto y bello que vio en el Club el sábado? No, Angelita no sueña más que en Miguel Ángel. Que el despertador sonaba cuando yo estaba en lo mejor del sueño, cuando uno después de haberse despertado a medianoche con su poquito de miedo no puede volver a dormirse sino como a las dos o tres de la mañana, así que a las cinco cuando sonaba el despertador yo estaba era profunda. Entonces me despertaba gritando. Pero era que nadie me oía en esta casa, seguro porque no gritaba bien duro, ¿o sólo gritaba en sueños?

Aquello duró cerca de una semana. Durante ese mal tiempo me fue peor en el colegio: la madre Sardi me regañó delante de toda la clase, me dijo grosera y corrompida y me hizo poner roja y me hizo aguantarme las lágrimas delante de toda la clase, y en los recreos era que nadie me hablaba ni me hacía ojitos. Siquiera que Lulita siempre ha sido mi amiga, y esa sí nunca me abandona, entonces a mí qué que las otras no me hablaran si tengo a Lulita, si con ella me iba hasta los palos de mangos y allá conversábamos de muchachos y de cosas que después a lo mejor cuento, cuando termine con el problemísima que yo tenía en mi casa con las levantadas por la mañana.

Recordar que también había levantadas sábado y domingo, que esos días yo no ponía el despertador ni loca y como yo era tan dormilona no me iba despertando sino como hasta las once, cuando ya el sol está bien arriba y todo el mundo levantado y el calor, y porai derecho las sábanas húmedas y uno sudando y oliendo feo y todo eso. Así era como despertaba con dolor de cabeza todos los sábados y todos los domingos, y qué tal mi hermano Carevaca que a esas horas era cuando más dizque sufría y tenía que hacer sonidos raros para ahuyentar la pena, sonidos de que estaba con veinte amigos y que todos juntos simulaban duelos y tan tararán caballería, entonces, ¿qué hacía yo para no ponerme histérica y no estar histérica todo el



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