Crónicas (vol. 1) by Bob Dylan

Crónicas (vol. 1) by Bob Dylan

autor:Bob Dylan [Dylan, Bob]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Biografía
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00


Me sentía como un bobo y no tenía ganas de quedarme. Es posible que todo aquello fuera un error. A lo mejor me convenía recluirme en una institución mental y pensar en ello.

Después de decir que me había dejado algo en el hotel, salí a la calle Front y eché a andar con la cabeza gacha bajo la llovizna. No pensaba volver. Si has de mentir, hazlo deprisa y lo mejor que sepas. Me dirigí calle arriba, unas cinco o seis manzanas, hasta que llegó a mis oídos el son de una banda de jazz algo más adelante. Tras cruzar la puerta de un bar diminuto, paseé la vista por el interior y vi que los músicos tocaban en el otro extremo del local. Llovía y había poca gente. Alguien se reía de algo. Aquello parecía la última parada del tren a ninguna parte, y el ambiente estaba cargado de humo. Algo me invitaba a adentrarme, de modo que recorrí la barra larga y estrecha hacia donde se encontraban los músicos, tocando sobre un estrado ante una pared de ladrillo. Me quedé a un metro del escenario, me acodé sobre la barra, pedí un gin-tonic y me volví hacia el cantante. Era un hombre mayor vestido con traje de mohair, tocado con una gorra de plato y una corbata lustrosa. El batería llevaba un vaquero Stetson, y tanto el bajo como el pianista iban pulcramente vestidos. Interpretaban baladas de jazz, cosas como Time on My Hands y Gloomy Sunday. El cantante me recordaba a Billy Eckstine. No era muy enérgico, pero no tenía por qué; aunque estaba relajado demostraba su natural poderío al cantar. De pronto y sin previo aviso, me asaltó la sensación de que el tipo tenía una ventana abierta a mi alma, de que me decía: «Deberías hacerlo así». De repente, comprendí una cosa más rápidamente de lo que jamás me había percatado de algo. Percibía el esfuerzo que le costaba reunir esas energías, lo que hacía para conseguirlas. Sabía de dónde procedían y no era de la voz, aunque fue ésta lo que me devolvió a mis sentidos de improviso. «Yo solía hacer lo mismo -pensé-. Fue hace mucho tiempo, y me salía solo.» Nadie me lo había enseñado. Se trataba de una técnica sumamente elemental y sencilla que había olvidado, como quien olvida cómo atarse los zapatos. Me preguntaba si sería capaz de recuperarla. Al menos, quería una oportunidad para intentarlo. Si de algún modo lograba acercarme al dominio de esa técnica, podría superar aquella carrera de obstáculos.



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