Cosecharás tempestades by Donna Leon

Cosecharás tempestades by Donna Leon

autor:Donna Leon [Leon, Donna]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2023-03-09T00:00:00+00:00


19

Por suerte, Brunetti ya imaginaba que se retrasaría y había llamado a Paola mientras ella aún estaba en la universidad para avisarla de que no iría a comer a casa. Ella le recordó que sus hijos iban a casa de los abuelos, así que ellos dos podían almorzar juntos a la hora que él llegase. Que ya apañaría cualquier cosa.

Como esa respuesta había eliminado la presión de los horarios, decidió detenerse en la librería de Campo Santa Maria Nova. Al entrar en el campo, vio al propietario en la puerta del local, ataviado con un gorro de lana, a pesar de que ese día el tiempo no lo requería. Carlo lo reconoció y lo saludó inclinando la cabeza y, después, como si acabase de recordar algo, se apresuró al interior de la librería. Al cabo de un momento, salió con un libro en la mano, que levantó y agitó mientras voceaba:

—Tengo el de Pausanias para usted, dottore.

Aunque el librero no era un hombre voluminoso, su voz resonó en todo el campo y más de uno se volvió a mirar.

Brunetti no se habría alegrado más de saber que lo había encontrado ni aun siendo Pausanias un delincuente perseguido. En realidad, Pausanias era un geógrafo griego del siglo II y Brunetti llevaba décadas leyendo referencias a él. A lo largo de los años había ido coleccionando casi toda la traducción de Nibby, salvo por el volumen III, que contenía los libros siete, ocho y nueve, y había decidido no empezar a leerlos hasta tener las obras íntegras, que Carlo por fin había completado con ese último tomo.

El librero se lo entregó y retrocedió un paso para ser testigo de su alegría, de la expresión iluminada por el placer que comparten los amantes de la lectura. Brunetti lo abrió y buscó la portada: «Descrizione della Grecia Volume Tre». Era el que le faltaba. Pasó la página, leyó las palabras impresas y miró a Carlo.

—Es un libro robado —dijo sorprendido.

—¿Cómo? —respondió Carlo con expresión de estupor.

—Mira —dijo Brunetti, y le pasó el libro abierto.

Observó el rostro de Carlo mientras leía la página siguiente a la portada: «Biblioteca Pública de Nueva York. Fundaciones Astor, Lenox y Tilden».

—Oddio —exclamó Carlo, y añadió con desprecio y rabia—: Lo han robado de una biblioteca.

Brunetti le cogió el libro y lo hojeó sin prisa con intención de darle a Carlo un momento para reponerse de la indignación. Cuando había pasado el tiempo suficiente, levantó la mirada, ya sin asomo de jocosidad.

—Quería hablar contigo de otra cosa.

Inesh era un lector en cuya librería había ejemplares muy leídos: si alguien del barrio lo conocía, tenía que ser la persona que le había vendido los libros.

Carlo reaccionó al tono tanto como a la frase en sí y le preguntó:

—¿Es por el muerto?

—Sí.

—Inesh —dijo el vendedor de libros, como si hiciera falta aclararlo.

—¿Lo conocías?

—Sí.

—¿Podrías hablarme de él?

Carlo miró a las personas que ocupaban uno de los bancos que había de cara a la librería, pero ninguna parecía lista para ayudarlo a responder a esa pregunta.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.