Chicha power: El márketing se reinventa by Jaime Bailón Alberto Nicoli

autor:Jaime Bailón, Alberto Nicoli
La lengua: spa
Format: epub
editor: Fondo Editorial
publicado: 2016-11-15T00:00:00+00:00

5. La caída de la chicha

Con el efectivo control de los canales de distribución discográfica local y una radio dedicada íntegramente a propalar la “rica música”, el futuro de la chicha en las postrimerías de la década de 1980 parecía asegurado, pero no fue así. Los intérpretes y grupos saturaron el mercado con productos de escasa calidad, la chicha no abandonó su ritmo monocorde y una producción musical muy elemental. Por los años 1990-1991, las transnacionales del disco inundaron el mercado latinoamericano con la salsa erótica y el pop mexicano. Híbridos de diversos géneros presentaban en su estructura una gran variedad de códigos musicales y tenían como constante un ritmo rápido, pegajoso y explícitamente hecho para el baile. Salsa-rap, calypso-merengue, punta, bachata; en fin, todo se fusiona y entremezcla en una vorágine continua.

Fueron pocos los grupos del campo chicheril que apostaron por adaptarse a los cambios. La mayoría permaneció fiel a la fórmula que les había dado tantos réditos en su economía: conciertos a diario y escasa inversión en instrumentos y en su propia formación musical. Grupos que habían tocado por años continuaban alquilando equipos de sonido, pero cantantes y directores compraban automóviles y propiedades. Esta actitud, más la arremetida de las transnacionales del disco, hicieron que el movimiento empezara a languidecer, reduciendo su radio de acción a los migrantes andinos más pobres de la ciudad. Si bien la chicha nunca captó el interés de otros públicos (los sectores medios y altos de la capital la rechazaban rotundamente), el paulatino abandono del sector migrante y su descendencia constituyó un duro golpe para el cual los mánagers de la chicha no tenían capacidad de respuesta.

La chicha, que parecía haber surgido de la nada, no fue producto de ningún proyecto político o estrategia de mercado, y de la misma forma se fue diluyendo. Los intelectuales que creyeron ver en ella la síntesis de nuestra identidad nacional estaban también consternados y solo se limitaron a redactar su partida de defunción, metáfora que se hizo realidad el año 1994, cuando dejó de existir Chacalón, el más grande ídolo del movimiento chichero peruano.

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