Chicas malas by Martina Cole

autor:Martina Cole [Cole, Martina]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2009-01-01T05:00:00+00:00

Capítulo doce

—¡Joder! ¿Te pensabas que yo no iba a descubrir el pastel, que era tan imbécil que no calaría a alguno de esos por mi cuenta?

Danny estaba asustado. Nunca había visto a Patrick tan enfadado. Había oído hablar de su mal genio descomunal, y sabía que solo afloraba cuando se sentía seriamente encabronado. Ahora lo presenciaba de primera mano y pudo entender por qué Patrick había permanecido tanto tiempo en lo más alto de aquel mundo. Sabía que el hombre que tenía delante, aquel hombre airado, era capaz de salir de su casa a cazar a cualquiera que él pensase que podría haber estado involucrado en aquel asunto. Estaba tan encendido que era incapaz de escuchar razones o excusas.

Danny tenía claro que todos sus tratos anteriores con Patrick Kelly, y el lugar que ocupaba su hermana en la vida de ambos, ya no significaban nada para Pat. Patrick Kelly también tenía una misión que cumplir, y no descansaría hasta que hubiera llegado al final.

—¿Sabes hasta dónde llega ese puto chanchullo de Desmond?

Danny no contestó, sabía que no se esperaba que lo hiciera. Lo que Patrick quería era dar rienda suelta a su rabia, y si le contestaba ahora lo único que lograría era incomodarlo aún más. Y eso era lo último que tenía intención de hacer.

—¿Sabías que utilizó a Kate, a Kate Burrows, mi Kate, una policía, y la mujer con la que compartí mi vida, sabías que usó su nombre para blanquear el dinero que me limpiaba a mí? ¡El dinero que ganaba con mi nombre y mi reputación! ¿Sabías eso, listo de los cojones? A Peter lo calé desde el principio, no se puede decir que sea el tipo más espabilado del mundo, ¿sabes qué quiero decir? Pero es un viejo colega, y eso significa mucho para mí. También sabía que Jennifer vigilaría mis intereses, es más de fiar que la puta coquilla de un jugador de críquet. Ya sabes a qué me refiero, joven Danny, al que no vi venir fue a Desmond. Y encima utilizó a los O’Leary. No me esperaba eso de Desmond. Pero al parecer tú sí. Al parecer tú consideraste que podías mantener cerrada esa puta bocaza tuya y guardarte las cosas más importantes. Así que, visto lo visto, lo único que puedo deducir es que o eres un mamón de dimensiones olímpicas o también pensabas sacar algo de mi puta ruina. Eso es algo que me afecta muchísimo, y seguro que te das cuenta.

»Te informo también de que hoy Desmond ha desaparecido del mapa, pero tengo la impresión de que tú debes de saber algo de eso. Vienes aquí, me sueltas todos tus cotilleos y el cotilleo de verdad te lo guardas. Así que ahora yo tengo que ponerme a escarbar por mi cuenta. Y, puestos a escarbar, yo soy el que mejor escarba. Acabo encontrando cualquier cosa que busque. Como las temporadas que pasasteis tú y tu hermana en los servicios sociales, la puta demencia de la chiflada de tu madre. Pero dejémoslo pasar, creí que tú merecías el esfuerzo.

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