Chevreuse by Patrick Modiano

Chevreuse by Patrick Modiano

autor:Patrick Modiano [Modiano, Patrick]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2021-10-07T00:00:00+00:00


En la agenda de tapas de cuero verde, esa agenda cuyo año no podía saberse, la mayoría de las hojas estaban en blanco. Guy Vincent había apuntado citas de la vida cotidiana. Miércoles 5 de enero: peluquero. 18 de febrero: Eliott Forrest, Hotel Lancaster. Jueves 15 de marzo: taller Banville. Miércoles 14 de mayo: sastre. Austen, calle de le Colisée. 18 de septiembre: 9:45 h, Gaëlle, estación de Austerlitz. 19 de octubre: 11 h, Jean Terrail, calle Chardon-Lagache, 33… Pero, al llegar a la página del 20 de octubre, le dio un brinco el corazón. Ponía: Jean Bosmans, calle de DocteurKurzenne, 38. Brújula.

Era seguramente el día en que Guy Vincent le había llevado la brújula en cuya tapa había mandado grabar su nombre. Recordó que aquello ocurrió en la época del comienzo de curso. Ya no iba al colegio Jeanne-d’Arc, sino algo más allá, a la escuela municipal del pueblo. Llevaba la brújula en uno de los bolsillos de la bata, pero evitaba enseñársela a sus compañeros.

Lo sorprendió ver su nombre en esa agenda, entre las páginas en blanco, y sobre todo quince años después. Hubiérase dicho que, cruzando por todos esos años, le llegaba por fin un destello de luz, el de una estrella muerta.

A partir de esa fecha del 20 de octubre, todas las páginas estaban en blanco hasta final de año. Le habría gustado tener entre las manos la agenda del año siguiente. Pero seguramente no había habido agenda ese año. La frase que había oído detrás de la puerta del dormitorio, y que había dicho por teléfono con su voz grave Rose-Marie Krawell, «Guy acaba de salir de la cárcel», era de mucho después de que le hubiera dado la brújula.

Era una tarde de verano. Se acordaba de la mancha de sol en la puerta del dormitorio y de la mosca que cruzaba por ella despacio, de la que no podía apartar la vista. No se atrevía ya a moverse. Un día de calor y de vacaciones. Julio o agosto, seguramente. Un verano que, con la distancia, se había vuelto intemporal. ¿Valía la pena intentar dar con el mes exacto o el año? Ahí estaba él, clavado delante de la mancha de sol y de la puerta.



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