Chase en las sombras (Chase in Shadow) by Amy Lane

Chase en las sombras (Chase in Shadow) by Amy Lane

autor:Amy Lane [Lane, Amy]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Dreamspinner Press
publicado: 2014-11-21T00:00:00+00:00


CHASE HABÍA visto a Tommy en una escena y en casa de su madre, vestido con vaqueros y suéteres. Le había visto en Boston con un chaquetón de cuero forrado de cordero, que le parecía a la moda, y se había fijado en que el pelo casi siempre lo llevaba corto y que le sentaba bien. Durante los tres primeros días que estuvieron juntos, cuando Chase no estaba en clase, hicieron ejercicio, se encargaron del tejado o estuvieron desnudos.

Chase, en realidad, nunca había visto a Tommy arreglado, pero antes de salir hacia Vacaville el jueves, tuvo ocasión de abrir el armario de la habitación de invitados y se quedó maravillado.

—Oh, Dios mío… ¡Creía que lo tenías vacío! —susurró.

Tommy se inclinó y apoyó su prominente barbilla sobre el hombro de Chase, porque sabía que dolía y estaba esperando que le dijera: «¡Quita, caray!», pero Chase estaba demasiado impresionado.

—Dios, Tommy. Necesito verte por la ciudad más a menudo.

Tommy dejó escapar un murmullo inarticulado.

—Sacramento tiene buenas discotecas, pero sobre todo llevo esto cuando voy a la Ciudad, con mayúsculas.

Como todos los que se habían criado en Sacramento, Chase había crecido pensando en «la ciudad» como un sitio mítico, una ciudad «de verdad» donde había muchas discotecas, comida de primera categoría, ciencia, arte y un centro de verdad cuya silueta era conocida en todo el mundo. Un sitio con historia y un océano. Un lugar donde Chase podría pasear de la mano con Tommy y en el que nadie les escupiría por ser quienes eran.

—Dios —susurró Chase, pensando ensoñadoramente en estar en una discoteca donde bailar y frotarse contra otra persona fuera algo maravilloso, donde no tuviera nada que temer por estar en la pista y bailar, rodeado de todos aquellos cuerpos, con uno que realmente le gustaba que le tocara—. ¿Crees que podremos ir después de las compras?

Tommy pasó los brazos por el desnudo pecho de Chase y le frotó con la mejilla en la parte de atrás del hombro.

—¿Cuánto tiempo voy a tenerte? —preguntó en voz baja.

—Le he dicho que estaría de vuelta el domingo a última hora —contestó Chase. Tanto su cuerpo como el de Tommy se habían quedado quietos, como si no respiraran, como si aquel momento en el que hablaban de Mercy no contara.

—¿No tienes clases esta mañana?

—Más bien sí, pero un amigo está tomando apuntes. —Resultaba molesto tener que dejarle cuando tenían tan poco tiempo, así que había arreglado las cosas para no tener que preocuparse de eso.

«Es culpa mía. Es culpa mía que no tengamos tiempo. Si fuera más valiente, si pudiera dejar que esa puerta se abriera, podríamos tener todo el tiempo del mundo».

—¿Lo mismo mañana por la mañana?

Chase le dio la espalda a la fila de pantalones ceñidos, vaqueros lavados al ácido, trajes con pantalones de talle bajo y chaquetas que dejaban al descubierto el ombligo, y permaneció en los brazos de Tommy. Excepto la primera, todas las noches habían hecho el amor. Un par de veces, también por la tarde. Una vez, en el



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