Centuria by Giorgio Manganelli

Centuria by Giorgio Manganelli

autor:Giorgio Manganelli
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Cuento, Relato
publicado: 1979-01-01T05:00:00+00:00


CINCUENTA Y UNO

La persona que vive allí, en el tercer piso, no existe. No quiero decir que el apartamento está desalquilado, o deshabitado: quiero decir que la persona que lo habita es inexistente. En cierto modo, la situación es simple: una persona que no existe no tiene problemas sociales, no tiene que afrontar el menudo cansancio de la conversación con los vecinos. Si bien no saluda a nadie, también es cierto que a nadie ofende, y no tiene problemas con ninguna persona. Por ejemplo, en el apartamento habitado ahora por la persona que no existe, vivía antes un hombre de profesión imprecisa, pero desagradablemente conocido por su tendencia a molestar indistintamente a todas las mujeres a las que por alguna razón se aproximaba. Lo más molesto era precisamente el hecho de que no se trataba de un vicioso, para cuya corrección habría bastado con un buen escarmiento, sino de un hombre que se enamoraba con una frecuencia excepcional siempre con intenciones serias, y deseaba casarse, aparentemente con cualquiera, hasta con mujeres casadas, madres maduras, abuelas canosas de charla fácil. En cualquier caso, el señor era molesto; tanto, que un día había abandonado su apartamento, no había vuelto a dar señales de vida. Como al cabo de cierto tiempo había ocupado la casa la persona inexistente, alguien se había preguntado si entre el señor enamorado y el inexistente no había alguna relación; y hubo incluso quien dijo que el inexistente no era más que el enamorado, muerto; pero le hicieron observar que un muerto, o un fantasma, no tiene nada que ver con un inexistente. Como es normal, al principio hubo comentarios, preguntas, curiosidad después, la extrema discreción del inexistente hizo que fuera prácticamente ignorado; no intentaba casarse, no manifestaba polémicas ideas políticas, no ensuciaba la escalera. En cierto modo, era el inquilino ideal. Y aquí es, precisamente, donde comenzó el malestar; una vaga irritación, que altera la concordia de la casa, de sus tranquilos y dignos habitantes. Todos ellos se sienten un poco culpables porque, inevitablemente, hacen ruido, charlan, cuando se encuentran, de cosas irrelevantes y tal vez indiscretas, sacuden las alfombras, ensucian la escalera. Advierten en la impecable conducta del inexistente una continua reconvención. «Pero quién se cree que es, sólo porque no existe», murmuran: está claro, han comenzado a envidiar, y pronto odiarán, la desenvuelta y evasiva perfección de la nada.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.