Calila y Dimna by Autores varios

Calila y Dimna by Autores varios

autor:Autores varios
La lengua: spa
Format: epub
Tags: linkgua-digital.com
editor: Red ediciones
publicado: 2016-01-11T06:14:25+00:00


Capítulo VI. De los cuervos y de los búhos. Es ejemplo del enemigo que muestra humildad y gran amor a su enemigo, y se somete hasta que se apodera dél, y después le mata

Dijo el rey al filósofo: «Ya entendí este ejemplo. Dame agora ejemplo del hombre que se engaña en el enemigo que le muestra humildad y amor». Dijo el filósofo, al rey: «El hombre que es engañado por su enemigo, maguer que le muestre gran humildad o gran amor y gran lealtad, si se segura en él, acontecer le ha lo que aconteció a los búhos y a los cuervos». Dijo, el rey: «¿Y cómo fue eso?».

Y dijo el filósofo: Dicen que en un monte había un árbol muy alto y muy grueso, y era muy espeso, lo más que pudiese, de ramos y de fojas. Y había en él nidos de mil cuervos, y habían un rey de sí mismos. Y había en aquel monte muchos nidos de búhos, y habían otrosí un rey de sí. Y salió el rey de los búhos una noche por la enemistad que entre los cuervos y los búhos siempre hubo, y corriólos a tanto que mató dellos y llagó muchos dellos. Y después que amaneció ayuntáronse los cuervos y díjoles el rey: «Ya vedes que habemos pasado y sufrido de los búhos, y cuántos amanecieron de nos muertos, y otros alas quebrantadas, y otros mesados. Y lo peor que nos acaeció dellos es que son atrevidos ya a nos, y saben nuestro lugar; donde es menester que vos acordedes y que paredes bien mientes en nuestra hacienda».

Y había en estos cuervos cinco dellos a que todos los otros cuervos conocían mejoría en consejo, y por quien se guiaban y con quien se acorrían en sus cuitas, y con quien el rey se aconsejaba, y por cuyo consejo hacían lo que habían de hacer. Dijo el rey al primero de los cinco: «¿Qué tienes por bien en esto?». Dijo el cuervo: «El consejo que a mí parece, muchas veces se adelantaron a él los sesudos que fueron ante que nos, que es que al enemigo con que hombre no puede, no hay otro consejo si no huir dél». Desí dijo el rey al segundo: «¿Qué ves tú?». Dijo: «Lo que éste conseja no lo tengo yo por seso, que hermemos nuestros lugares y que nos sometamos a nuestros enemigos por la primera mal andancia; mas acordemos nos y aparejemos nos contra nuestros enemigos, y pongamos nuestras atalayas y nuestras guardas entre nos y ellos, y guardemos nos de sobrevienta otra vez. Y si vinieren contra nos, lidiemos, así que mataremos dellos algunos».

Desí dijo el rey al tercero: «Y tú, ¿qué es tu consejo?». Dijo: «No tengo por seso lo que estos amos dijeron, mas tengo por bien de aguciar nuestras atalayas y nuestras escuchas entre nos y nuestros enemigos, y veamos si recibirán de nos paz o parias, que les demos alguna cosa, y será bien, y así perderemos miedo dellos y seremos seguros en nuestros lugares.



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