Blanco y negro by Jesus Maria Villena Martin

Blanco y negro by Jesus Maria Villena Martin

autor:Jesus Maria Villena Martin
La lengua: spa
Format: epub
editor: Jesus Maria Villena Martin


PARTE 2

LA ANOMALIA

Capitulo 21

“La anomalía de Montgomery (Alabama)”

Mississippi se convirtió en un cementerio. Por muchos intentos y esfuerzos de los sudorosos e histéricos médicos, técnicos y mecánicos, el maravilloso y bello pantano donde habíamos acampado forzosamente, se convirtió en un maldito y asqueroso cementerio.

Los tranquilos y silenciosos parajes, se convirtieron en un mar de llantos, lamentos y sonidos de martillos y soldadores, que lentamente se fueron acallando a medida que los esfuerzos por salvarles o repararles, se hicieron completa y totalmente inútiles.

Tal y como el teniente Negar había predicho, se habían producido aproximadamente un 44% de media de pérdidas en casi todas las unidades y secciones. En algunas unidades se han contabilizado el 95% de pérdidas, otras en cambio, simplemente habían desparecido. En el pantano habíamos perdido otro 5%, que agonizó sobre el barro, mientras cientos de miles de algo parecido a mosquitos y otros insectos mutantes, hacían de la agonía de los últimos minutos de mis hombres, una autentica delicia infernal.

Dejamos el inmenso pantano, en el que se había convertido la casi totalidad del estado de Mississippi. Repleto de grandes e interminables barrizales, muchos de ellos intransitables dado su radiación residual y la contaminación, y llanuras infinitas hasta donde se perdía la vista, copados de enjambres de insectos infectos, que atacaban todo lo que se movía.

Esos malditos enjambres nos acosaron desde que llegamos al primer asentamiento, donde los hombres agonizaron sobre la húmeda superficie del pantano. Después de mi visita al equipo científico, y pocas horas después de nuestra llegada a Mississippi, comenzaron los problemas.

En los escasos metros que separan el campamento donde se abrió la caja negra del tanque capturado, del camión de mando, un extraño sonido nos llamó la atención a todos por igual. Unas masas oscuras e informes, aparecieron en el horizonte, atraídas por el olor y la humedad generada por la sangre que había convertido toda la cercanía del pantano, en lodo y barro rojo carmesí.

El pánico cundió entre los soldados y técnicos de la división, que parecían haberse encontrado con estas “cosas” que se acercaban, con anterioridad. El caos se adueñó de nuestro maltrecho ejército, mientras los enjambres nos atacaron sin compasión, siendo muchos de nuestros hombres devorados por masas de millones de insectos de difícil descripción.

Los gritos eran tan desgarradores y terribles, que toda la división huyó de forma despavorida hacia el interior cada uno de los vehículos que aun se mantenían en pie, cubriéndose de inmediato. Aquellos gritos celestiales, aquellos lamentos de hombres siendo devorados rápidamente, me produjeron una maravillosa sensación placentera, que tan solo unos pocos privilegiados sabíamos disfrutar adecuadamente.

Sonreí, mientras me detuve para absorber todos aquellos sonidos de caos y muerte, que se me estaban ofreciendo de manera tan peculiar. Me encantaba sentirme el centro de todo aquel caos y dolor, sentirme poderoso entre todos aquellos corazones desesperados y agónicos, que sin escapatoria, encontrarían la muerte de manera tan deliciosamente horrible. Notaba como mi pecho crecía henchido de placer y sensaciones indescriptibles, me hacían delirar de gozo y satisfacción.

Era como



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