Berlin, La Caida: 1945 by Antony Beevor

Berlin, La Caida: 1945 by Antony Beevor

autor:Antony Beevor [Beevor, Antony]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Historia
ISBN: 9788484327066
publicado: 2010-11-14T23:00:00+00:00


En el Oderbruch y las cumbres de Seelow, la batalla continuaba de un modo caótico. Dada la falta de visibilidad, los soldados habían de matar al enemigo a corta distancia. Un miembro del regimiento de guardias de la Grossdeutschland escribió más tarde que aquella zona pantanosa era más “un matadero que un campo de batalla”20.

“Nos movíamos por un terreno lleno de cráteres a causa de los proyectiles -escribió aquella noche el oficial soviético de zapadores Pyotr Sebelev en una carta a su familia-. Por todos lados había cañones y vehículos alemanes aplastados, tanques envueltos en llamas y un buen número de cuerpos sin vida que nuestros hombres arrastraban hasta un lugar acordado a fin de enterrarlos. El tiempo está nublado. Está lloviznando, y nuestra aviación de vuelo raso recorre de cuando en cuando la primera línea de frente del enemigo. Muchos de los alemanes se han rendido: no quieren luchar ni dar su vida por Hitler”21.

Otros oficiales del Ejército Rojo se mostraban más exultantes. El capitán Klochkov, del tercer ejército de choque, describía el suelo “cubierto de cadáveres de los guerreros de Hitler, esos que tanto alardeaban”. Luego añadía: “Ante el asombro de nuestros soldados, algunos cuerpos se ponían en pie tambaleantes desde el fondo de las trincheras y levantaban las manos”22. De cualquier manera, su relato parecía no tener en cuenta sus propias bajas. El primer frente bielorruso perdió a un número de soldados que casi triplicaba el de los defensores alemanes.

Las investigaciones posteriores acerca de aquel día de lucha señalan numerosos errores que se produjeron del lado soviético. El 5º ejército de choque, por ejemplo, sufrió al parecer un claro caso de “mala organización”. La disciplina era escasa en lo referente a la radio, y las comunicaciones eran tan defectuosas que “los comandantes no sabían lo que sucedía y transmitían información falsa”. Para colmo de males, el tráfico excesivo de mensajes codificados hizo que los cuarteles generales no pudiesen dar abasto a descifrar todos los que se recibían. Por lo tanto, sufrieron demora muchos de los que tenían carácter urgente. Los comandantes, por otro lado, afirmaban haber tomado objetivos a los que ni siquiera habían llegado, y resulta difícil determinar si esto era fruto de la confusión o de la terrible presión que ejercían los altos mandos, siempre ávidos de resultados. Zhukov gritaba órdenes a través del teléfono de campaña al comandante de uno de los ejércitos, y éste, guiado del espíritu fanfarrón tan extendido en el ejército soviético, vociferaría aún más al hablar por teléfono con el comandante de alguno de los cuerpos o divisiones a su cargo. El general al mando del 2º cuerpo de guardias fusileros se hizo muy popular al informar al general Berzarin de que sus soldados habían tomado cierta aldea y avanzado dos kilómetros más allá de ésta “cuando no era cierto”.

En la 248ª división de fusileros, un comandante perdió a su regimiento; en otra, se envió a un batallón en la dirección errónea, por lo que sus componentes llegaron tarde al ataque.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.