Alexia Superfutbolista 3--Una rival sin igual by Alexia Putellas

autor:Alexia Putellas
La lengua: spa
Format: epub
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2022-02-16T00:00:00+00:00

El silencio es tan tenso como en una película del Oeste. Solo falta un arbusto reseco que pase rodando entre las taquillas. Incluso me llevo las manos a la cadera, como si tuviera ahí dos pistolas. Laia tampoco aparta la vista de mí; de hecho, me mira con los ojos entrecerrados.

Alguna de las dos tiene que abrir fuego, y digamos que yo no estoy muy tranquilita después de este partido.

—¡Lo sabía! ¡Sabía que nos estabas saboteando! —La señalo con un dedo.

Por un momento, a Laia se le cambia el gesto.

—¿Qué?

—¡Has hecho que reproduzcan esos graznidos por los megáfonos!

Ahora vuelve a entrecerrar los ojos. Parece hasta ¡enfadada! ¿En serio?

—¡Estás peor de lo que creía! —exclama—. ¿Por qué iba a hacer eso?

—¡Porque conoces a Miriam y sabes que le dan miedo los cuervos! —digo cruzándome de brazos.

—¿A Miriam le dan miedo…? —Laia parpadea varias veces con carita de inocente. ¡Ja! Menuda forma de hacerse la tonta—. Nunca me lo ha dicho.

—Ya, seguro que no. —Ladeo la cabeza—. ¿Y qué buscabas entre mis cosas? ¿Alguna nueva forma de sabotearnos?

—No necesito sabotear a nadie para ganar —tiene la jeta de decirme—. Al contrario que vosotros, los Black Storm jugamos limpio.

—¡Ah, sí, claro! ¡Tan limpio que el finde pasado pusiste lombrices en el campo para que Patri no pudiera jugar!

Laia me mira perpleja.

—¿Que yo he hecho qué? ¿Te das cuenta de lo ridículo que suena eso? —Tiene la cara roja. Claro, de la vergüenza de que la haya pillado con las manos en la masa.

—¡Te vi con el bote de lombrices! ¡No lo niegues!

—¡Menuda excusa! Antes del segundo tiempo nos dimos cuenta de que había un montón de lombrices en el césped y las recogimos para poder jugar en condiciones. ¡Por eso las metí en un bote! —Parece tan sorprendida que por un momento me hace dudar—. Además, yo no hago trampas. No soy ese tipo de persona.

—Claro, solo eres el tipo de persona a la que le gusta hurgar en las mochilas de los demás. —Me acerco a ella para empezar a meter dentro todo lo que ha sacado: mi ropa de repuesto, mi botella de agua… ¡Hasta mis calcetines están del revés! Le tiro uno, enfadada, pero lo atrapa al vuelo con unos reflejos de ninja—. ¿Qué buscabas? Aparte de saboteadora, ¿también eres ladrona?

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