Afterpop by Eloy Fernández

autor:Eloy Fernández
La lengua: spa
Format: mobi
editor: Anagrama
publicado: 2010-09-01T05:00:00+00:00

[...] me encantaba la forma elegantemente estilizada en que nos presentábamos los unos a los otros –por fortuna, habíamos pasado de la aquiescencia de Bergman y los más claros manierismos de Fellini y de Hitchcock a la clásica serenidad de René Clair y Max Ophuls, aunque los niños, con su afición a la cámara en mano, aún parecían balbucientes godards.36

Como muestra este fragmento, el uso del vídeo ha dado lugar a una reescritura de la tradición cinematográfica, de tal manera que los rasgos psicológicos y personales de cada sujeto pueden ser definidos a partir de la retórica de autor con la que filma. Esta imagen del formato vídeo como instrumento adictivo que condiciona y determina la esfera social va a ser una constante en el tratamiento del tema en la literatura norteamericana, donde la influencia de Ballard ha sido, y sigue siendo, muy fecunda. En los relatos de Harold Jaffe el uso de la videocámara se convierte en un elemento frecuente, casi paisajístico, que determina el comportamiento y la puesta en escena de los personajes como actores de un simulacro de realidad ininterrumpido. En el ámbito de la crítica política articulada por Jaffe este simulacro adquiere dos vertientes diferenciadas. La primera es la función disciplinaria y de control. En una versión similar de «La unidad de cuidados intensivos», Jaffe representa en su relato-como-artículo periodístico titulado «Bowling» a una familia disfuncional, aficionada al incesto y el parricidio, que emplea el vídeo doméstico como una especie de álbum familiar en movimiento que les permite guardar la memoria de la abyección –a la vez que mantener una ilusoria impresión de control sobre sus vidas, imitando el uso del vídeo para la vigilancia policial–. La segunda inflexión propuesta por Jaffe puede definirse como el uso del vídeo como respuesta privada e intimista a las modalidades de control disciplinario. Lo ejemplifica el relato «Camo, Dope & Videotape», que muestra la ronda nocturna de un grupo de jóvenes que acuden a una fiesta rave, consiguen su provisión diaria de droga, pintan grafitis y construyen, por medio de la narración videográfica, un recorrido por los suburbios de la ciudad que es la contrafigura del itinerario oficial-disciplinario. El planteamiento del relato se relaciona con la convicción, expresada por el autor en varios artículos al respecto, según la cual las formas de textualidad urbana –grafitis, leyendas de camiseta e incluso pegatinas– constituyen una forma de expresión literaria desencarnada del formato libro: en este extremo de la cuestión es la mismísima tecnología de la edición lo que se cuestiona, proponiendo así una literatura postlibresca que debe emanciparse tanto de su formato original –considerado como constricción– como de la vigilancia parapolicial a la que está sujeta por medio del vídeo –como crítica oficialista.

Si Jaffe propone una imitación literaria del carácter directo e hiperreal de la grabación videográfica, T. Coraghessan Boyle desarrolla una idea análoga de los usos privados de la abyección en su The 100 Faces of Death, Volume IV. En este caso el referente no es imaginario: se trata de

descargar

Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.