Afterlove by Tanya Byrne

Afterlove by Tanya Byrne

autor:Tanya Byrne [Byrne, Tanya]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Young Adult Fiction, Romance, Lgbtq, Girls & Women, Juvenile Fiction, Love & Romance, Juvenile Nonfiction, Social Topics, Dating & Relationships, General, lesbian, lésbico, LGTBIQA+, LGBTIQA+
ISBN: 9788408276388
Amazon: B0CBC5KHGH
editor: Crossbooks
publicado: 2021-07-21T22:00:00+00:00


CINCO

Regreso a la librería con Esen porque no se me ocurre ningún otro lugar adónde ir.

—La dama errante regresa al fin —anuncia cuando entramos por la puerta.

Dev se lleva las manos al pecho.

—Menos mal. Estaba preocupadísima.

Esen se acerca al mostrador, donde Deborah se encuentra escribiendo en una libreta.

—Quiero que conste en acta que fui yo quien la trajo de vuelta. —Da unos golpecitos con el dedo al cuaderno—. Yo. No Dev. Yo.

Deborah no alza la vista.

—¿Quiere usted una galletita, señorita Budak?

—Sí, por favor. —Se gira con un gesto grandilocuente, sus rizos saltan como muelles mientras se desabrocha el abrigo y se acomoda en el sofá en el que me he despertado yo hace unas horas—. Y que sea grande. Si tiene pepitas de chocolate, tanto mejor.

Dev se acerca a mí, la preocupación le arruga la frente. Percibo que quiere establecer contacto físico —quizá ponerme la mano sobre el hombro—, pero se lo piensa mejor.

—¿Cómo estás, Ash?

Me encojo de hombros, sigo con las manos metidas en los bolsillos de mi chaqueta de cuero.

—Bien.

—¿Seguro?

—Está bien. —Esen hace un gesto con la mano y luego gira la cabeza a un lado y al otro—. A ver, no está bien bien, pero sí bastante mejor que tú cuando te viste en su situación. —Se ríe y mira a Deborah por encima del hombro—. ¿Te acuerdas?

La mujer sigue escribiendo en el cuaderno, claramente intentando no darle coba.

—Sí, señorita Budak.

Esen vuelve a mirarme a mí.

—Dev se puso histérica —me explica—. Tuvimos que encerrarla en el piso de arriba durante una semana.

—No fue una semana —puntualiza Dev, a la que solo le falta dar un pisotón en el suelo—. Más bien unos tres días.

Esen se mofa de ella y vuelve a mirar al mostrador.

—Señoritas, por favor. —Deborah se quita las gafas y se pellizca el puente de la nariz. Cuando se las vuelve a colocar, mira a Dev y a Esen alternativamente—. Si aún pudiera sufrir migrañas, me estaríais provocando una.

Dev se cruza de brazos con un bufido.

—Solo quiero aclarar que no fue una semana. Esen está exagerando, ¿verdad?

—Vale. —Deborah devuelve la atención a la libreta—. Fueron cinco días.

Dev suelta un gritito y Esen alza los brazos en actitud de «Como yo decía».

—Una semana laboral.

—Venga, ya basta —les dice Deborah con un suspiro cansado, y luego alza un pósit de color rosa fosforito—. Ha habido otro apuñalamiento en la estación. ¿Cuál de las dos lo quiere?

Esen alza la mano.

—¡Yo! Hace tiempo que no me encargo de ninguno. —Se levanta del sofá, con el abrigo bamboleándose de lado a lado mientras se acerca al mostrador y coge el pósit antes de girarse para mirarme—. ¿Estás lista para estrenarte?

—Aún no —advierte Deborah, mirándola por encima de las gafas antes de dirigir sus pupilas hacia mí—. Ash tiene que descansar.

—Vale —acepta Esen, que se encoge de hombros, se abrocha el abrigo y se dirige hacia la puerta—. Hasta luego, pringadas.

Con el sonido de la campanilla desaparece, y la librería de pronto se sume en el silencio.

—¿Tengo que pasar la eternidad con ella?

No me percato de que lo he dicho en voz alta hasta que oigo que Dev suelta un suspiro.



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