Una sombra del pasado by Catherine O'Connor

autor:Catherine O'Connor
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico, Novela
publicado: 2018-09-04T22:00:00+00:00

Capítulo 6

Cuando se despertó, a Lauren le dio un vuelco el corazón. Aún yacía acurrucada al lado de Riccardo y de pronto le vinieron a la mente los sucesos de la noche anterior. Le echó una mirada rápida a su marido, cuyo rostro parecía estar en paz. Entonces bajó la mirada con rapidez al notar que estaba despierto y la miraba con tal intensidad que sintió mariposas en el estómago. Se sintió enferma cuando los acontecimientos de la noche invadieron con bochornosa claridad su cerebro y cerró los ojos en un intento por bloquear la memoria.

—Buenos días —saludó él y la risita de triunfo de su voz la hizo sonrojarse.

—Buenos días —se las ingenió para contestar mientras separaba su cuerpo del de él, pues encontraba turbadora esa proximidad. Él fue más rápido y la atrajo hacia sí, manteniéndola tan cerca que ella podía oír los latidos de su corazón.

—No te muevas, quiero hablar contigo —le explicó con calma, con una ternura que la hizo flotar aunque no pudo evitar ponerse de inmediato a la defensiva.

—¿Hablar de qué? —inquirió con voz tan aguda que él suspiró.

—Rebecca...

Lauren no le permitió decir más; se sentó con los ojos llameantes y tiró de las mantas para cubrirse. Riccardo la miraba burlón.

—¿Qué pasa con Beccy? —preguntó con pánico—. ¿Qué has hecho con ella? —exclamó frenética, odiándose por lo ocurrido la noche anterior. Ahora veía que todo era un truco, una cruel broma para robarle a su hija.

Riccardo la atrajo otra vez hacia él y la confortó con un abrazo.

—Nada, supongo que todavía estará en su cama, pero tú siempre tienes que pensar lo peor —declaró con pena—. Sólo quiero agradecerte haber tenido a mi hija, ella es un mérito tuyo.

Parecía sincero y Lauren percibió un extraño orgullo en sus palabras; ella se relajó, pero todavía tenía demasiadas preguntas en la cabeza.

—¿Cómo eras cuando estabas embarazada? —preguntó, ansioso por compartir esos recuerdos con ella.

—Estaba gorda y enferma como todas las demás —respondió con amargura, sin confiar en su repentino interés. No le agradaba; él la hacía sentirse vulnerable con su preocupación; quería odiarlo, seguir hiriéndolo por todo el dolor que le causó, aunque sentía que se estaba ablandando.

—¿Muy enferma?

—No —sacudió la cabeza—. Sólo al principio, después de eso me dediqué a comer y comer, ¡estaba inmensa! —se rió.

—No puedo imaginarte gorda —la interrumpió convoz ronca—. Estás tan delgada como si nunca hubieras tenido un hijo —murmuró mientras miraba su cuerpo—. Aún pienso que me gustaría haber visto eso —terminó casi para sí mismo.

—¿Ver qué? —preguntó Lauren intrigada.

—A ti embarazada de mi hija —respondió con suavidad, mientras le acariciaba un seno—. Creo que ver a una mujer embarazada, es una vista maravillosa, y tú debiste estar adorable.

Lauren recordó cómo reaccionó él ante la noticia de su embarazo, y cómo la dejó pasar, como si fuera algo sin importancia, aunque a ella le habría gustado que Riccardo hubiera estado allí, esperando el nacimiento de Beccy. Reprimió su amargura al pensar cómo fue en realidad: ella, completamente sola y asustada.

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