Todas las veces que fuimos un desastre perfecto by Chloe Santana

Todas las veces que fuimos un desastre perfecto by Chloe Santana

autor:Chloe Santana [Santana, Chloe]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Juvenil, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-10-01T00:00:00+00:00


47

Pol

A pesar de todo, el concierto ha sido un éxito y el público nos ha ovacionado durante más de diez minutos. Pero eso no significa que las cosas vayan bien. De hecho, tengo la sensación de caer en picado, como si me hubiera lanzado de cabeza a un agujero que parece no tener fin. En la limusina que nos lleva al hotel, todos, excepto Nico, guardamos silencio. Gabi le sonríe con debilidad y posa para las fotos que él le hace, aunque es evidente que desea quedarse sola. Iris me mira de reojo y agradezco que no me pregunte qué me pasa. Axel finge estar muy interesado en su móvil y Leo no me quita la vista de encima, lo que me hace suponer que Axel se lo ha contado todo. En cuanto la limusina aparca en la parte trasera del hotel en el que nos alojamos, salgo disparado con la intención de… No lo sé. Lo que sea. Darme una ducha, correr una maratón, fumar el paquete de tabaco que guardo en el bolsillo o desaparecer. Me conformo con cualquier cosa que me ayude a olvidar las palabras de Gabi. Pero están ahí y me laceran, para que recuerde lo que en el fondo siempre he sabido: ella también me ve como un despojo humano. Un egoísta, un inmaduro, un maldito drogadicto.

—Pol —me llama Leo antes de que cruce la puerta del hotel.

Y al momento me tenso. Estar enfadado con un amigo es una sensación muy contradictoria. Por un lado, lo necesitas y, por otro, darías lo que fuera por dejar de quererlo.

—¿Qué quieres? —respondo sin volverme.

—¿Te encuentras bien?

Me río sin ganas.

—De puta madre, tío. Todo lo bien que puede estar el drogadicto del grupo.

Se queda callado. Sé que si me doy la vuelta voy a encontrarme con su compasión, algo para lo que no estoy preparado. Pero me pilla desprevenido que me ponga una mano en el hombro y tengo que hacer un gran esfuerzo para no apartarme. O para no darme la vuelta y darle ese abrazo que tanto necesito.

—Los amigos discuten —dice con suavidad.

—Deberías estar encantado con la situación. Gabi y yo nos hemos peleado. Ya no tendrás que preocuparte por que sucedan ciertas cosas entre nosotros.

—No digas gilipolleces —responde con un deje de irritación—. Jamás he querido que las cosas acaben así entre vosotros.

Me vuelvo hacia él con una sonrisa sarcástica y me encuentro con su mirada triste.

—Amigos y nada más, ¿no?

—¿De verdad quieres saber mi opinión?

—¿Por qué no? —respondo y extiendo los brazos a ambos lados—. Los hermanos Luna pegáis unos puñetazos verbales que duelen de cojones. Sabré encajar otro golpe.

—No me alegro de lo que ha sucedido —me aclara muy serio—. Y desde lo que pasó en Laponia decidí que jamás volvería a meterme entre vosotros. Aunque sé que os quiero con toda mi alma y que os vais a hacer mucho daño.

—Querrás decir que yo voy a hacerle daño a tu hermana.

—No, Pol. —Sacude la cabeza y suspira resignado—. Piensas que todo este tiempo la he protegido porque se trataba de elegir entre mi amigo y mi hermana.



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