Sin Palabras by Kim Fielding

autor:Kim Fielding [Fielding, Kim]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Dreamspinner Press

A PARTIR de entonces llovió prácticamente cada día, y cuando no llovía, hacía frío. Pero a Travis no le importaba, porque cuando regresaba caminando a casa cada tarde, no tenía que estar deseando que Drew estuviera en los peldaños con su guitarra. En vez de eso, Drew lo estaría esperando con una sonrisa y con la puerta abierta. A veces le hacía la cena; era bastante buen cocinero, superando a Travis de mucho. A veces salían. A veces iban a comer a casa de Travis. Pero indistintamente de donde comieran, pasaban la velada juntos, y a menudo Drew se quedaba también a pasar la noche.

Los fines de semana los pasaban en casa de Travis o de Drew, o se pasaban horas en cervecerías o cafeterías. A Drew le gustaba frecuentar librerías; por suerte, su afasia no afectaba su capacidad de leer. Con una inmensa sonrisa, le mostró a Travis el sex shop que había a una manzana de su librería favorita. Travis realmente no había explorado el área desde que había ido a vivir allí, así que Drew le descubrió los alrededores, llevándolo a pequeños barrios poco convencionales y a las tiendas que estaban de moda e, incluso, sólo por una vez, a un partido de baloncesto. Iban a correr juntos. Travis era más rápido, pero Drew tenía más resistencia.

Un sábado por la mañana, uno de los pocos que Drew no se había quedado a pasar la noche, alguien aporreó la puerta de Travis mucho antes de lo que hubiera deseado. Pero su mal humor desapareció en cuanto vio a su amante con una caja rosa de pastelería en las manos. Drew dejó la caja en la mesa, le hizo señas a Travis para que se vistiera, y luego tomó un bol de sopa del armario y lo llenó de pienso de gato. Agarrando la caja rosa en brazos, arrastró a Travis fuera de la casa y lo condujo al asiento del acompañante de su coche. Mientras Drew los llevaba hacia el oeste con una sonrisa de autosatisfacción y rechazando dar siquiera una pista de a dónde iban, Travis hizo mella en el cargamento de bollería, soltando sonidos de satisfacción ante el bollo de arce con beicon.

Dos horas más tarde estaban desnudos frente a un fuego rugiente en un acogedor hostal, mirando por la ventana cómo las olas chocaban y hacían espuma sobre las rocas. Travis se preguntaba cómo demonios había hecho Drew las reservas, pero Drew debió de decidir que le gustaba el halo de misterio y se negó a desvelar su secreto.

Drew se había traído su guitarra y, cuando no estaban haciendo el amor o repantigándose en el bienestar posterior, tocaba. No su repertorio habitual de punk y grunge, si no canciones más tranquilas. Baladas y canciones de amor e incluso algunos clásicos del country. Algunas veces Travis cantaba con él; Drew ni siquiera se quejó de la interpretación al desnudo y fuera de tono, aunque llena de sentimiento, del “Stand By Your Man”.{3}

Dieron largos paseos por la

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