No cambies Laura by Clara Ann Simons

No cambies Laura by Clara Ann Simons

autor:Clara Ann Simons [Simons, Clara Ann]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Erótico, romance, romántico, romance lésbico, lesbic, lésbico, novela erótica, LGTBIQA+
editor: Amazon Digital Services LLC - KDP Print US
publicado: 2022-08-24T22:00:00+00:00


Solas

A penas salgo del coche de Angie entro en casa destrozada, sin comprender lo que está pasando. Me siento en la cama y abrazo mis rodillas intentando hacer memoria de lo que ha ocurrido la última semana en clase, lo malo es que no recuerdo ningún detalle en concreto en el que el niño haya podido sentirse ofendido.

Le regaño con asiduidad, pero es que no para quieto, no se le ocurre nada bueno. Eso ya pasaba antes de conocer a Silvia, no viene de ahora, de hecho, aunque me duela reconocerlo, casi diría que ahora le riño menos de lo que se merece por miedo a contrariar a su madre, lo que no es justo para el resto de los compañeros.

No lo entiendo, la verdad, no acierto a entenderlo. ¿A qué viene esto? Sabía que su hijo, en algún momento, iba a ser un punto de fricción entre nosotras, pero no esperaba que lo fuese a ser tan pronto. Lloro hasta que casi no me quedan fuerzas antes de quedarme dormida.

Me despierta el sonido del teléfono, no sé qué hora es. Todavía desorientada, intento abrir los ojos y ubicarme, Fuera está oscuro, miro la pantalla del móvil todavía cegada por la luz que desprende. Es Ruth, el reloj marca las doce y cuarto, he dormido apenas dos horas.

—Hola, Ruth—contesto adormecida.

—Eh, ¿cómo estás chica?

—Muy mal, fatal, no comprendo lo que ha pasado. ¿Por qué me hace eso el niño este? ¿Por qué tiene que poner a Silvia en mi contra? Es que no lo entiendo, Ruth, ella sabe que el niño no para en clase, nos hemos conocido por eso, tengo que reñirle, es mi trabajo. Cada vez que pasa el fin de semana con su padre o con sus abuelos es mucho peor, ojalá le cambiasen de clase, es imposible que lo nuestro pueda funcionar, vamos a estar discutiendo todo el tiempo por el crío, y ahora que va diciendo que le tengo manía, mucho más.

—No fue solo por el niño, Laura—dice ella en voz baja.

—¿Qué dices?

—Fue culpa mía, lo siento—admite Ruth.

—¿Por qué dices eso? —pregunto incapaz de entender.

—Silvia ha llamado a Angie hace un rato, estaba muy enfadada. Ya es raro sacar a Angie de sus casillas, pero tuvieron una discusión fuerte, luego se calmó la cosa. Escucha, yo no te he contado nada, por favor, me matan las dos si se enteran, una detrás de la otra—dice con preocupación mientras sigue hablando en voz baja.

—No, no digo nada, pero ¿qué es lo que ha pasado?

—Lo de que el niño les fue con el cuento de que le tienes manía a sus abuelos es verdad. Luego los abuelos le preguntaron a Silvia y el niño se lo dijo también a su madre, con tan mala suerte que otro de los críos afirmó que era verdad. Pero bueno, eso son cosas de niños, y por lo que cuentas es un buen trasto.

—Es bastante peor que un trasto.

—Vale, pero lo que detonó el enfado de Silvia fue culpa mía, cuando entró



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