Los viajeros del continente by Eva Díaz Pérez

autor:Eva Díaz Pérez [Díaz Pérez, Eva]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2023-11-01T00:00:00+00:00

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Hugh busca una nueva rareza: un perfume que tenga aroma de mostaza. Llevan un día en Dijón y quiere que Violet se lleve en la maleta un souvenir con ese olor intuido en la lluvia de la víspera, cuando paseaban por la ciudad. Según Hugh, los residentes desprenden aquí un sutilísimo aroma a mostaza porque forma parte de la dieta local en todas sus versiones. Su olfato delirante no se conforma con limitar el intenso y picante sabor de la mostaza a la mísera condición de un simple condimento sino que le lleva a asociar olores extraños y sinestesias audaces. La ropa tendida en las azoteas soleándose se llena del viento amostazado que impregna a los habitantes de Dijón y se adentra en los pulmones para habitar dentro de su sangre.

Sonríe pensando en sus juegos de olfato, que terminan en deducciones extravagantes y absurdas, como le ocurrió hace muchos años en un viaje a Perú. Un ceviche aderezado con delicioso aceite de maíz le sentó mal y a partir de ese momento comenzó a sentir repulsión por casi todo lo que comía, porque el maíz era la base de la comida peruana. Rechazaba los guisos al descubrir el maíz en parte del proceso de cocción, despreciaba el pescado frito con harina de maíz y hasta un bizcocho que parecía libre del sagrado ingrediente. Ahí estaba, oculto y disimulado, en la masa o quizás en las manos de quien preparó el dulce. Era imposible escapar a la maldición del maíz. Decidió rendirse cuando un día, al entrar en un cuarto de baño y secarse con una toalla, también halló el aroma agazapado en el tejido. ¿Cómo era posible? Pensó que aquella toalla, tras haberse lavado, había sido tendida para secarse en algún patio al que daba la ventana de una cocina en la que inevitablemente se guisaba a fuego lento el maligno y perverso maíz de sus pesadillas digestivas, quedando así atrapado en la tela. Como este aire de mostaza que impregna en Dijón el alma de las cosas.

Violet se ha quedado descansando en el hotel después del opíparo almuerzo, naturalmente condimentado con mostaza de Dijón en salsas, caldos, bebidas y hasta en un delicioso helado. Él, mientras tanto, pasea por la ciudad buscando algo parecido a una colonia de mostaza. A veces sonríe por dentro ante su rareza. Ya lo ha intentado en otros lugares: atrapar el olor de las ciudades, aunque sea en las falseadas fórmulas químicas de la industria perfumística. A veces tenía que ver con quintaesenciar el aroma de la flor típica, de la fruta más común o incluso de la bebida o el alimento característico de un lugar, como le ocurre ahora en Dijón. En casa guarda esencia de violetas de Toulouse, agua de limones de Capri, de azahares de Sevilla y también colonia con aroma de azafrán de San Gimignano, en la hermosa y apacible Toscana. Otra vez, el lugar al que quiso retirarse al final de su vida. Allí, en San Gimignano,

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