La última oportunidad by Vince Lawson

autor:Vince Lawson [Lawson, Vince]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: novela gay
editor: Egales
publicado: 2014-03-07T23:00:00+00:00

CAPÍTULO 19

Dos semanas después, y en contra de los deseos de Dean, Tony y él acudieron a casa de Moose y Peter, donde iban a cenar con Kurt y Bill. Moose sentía la insaciable necesidad de asegurarse de que en su círculo de amigos todos fueran felices. Sabía que Tony y Kurt no se tenían demasiado aprecio y estaba decidido a que fuesen amigos. Le había comentado la idea a Dean en una de sus comidas entre semana y, tras mucho presionar, le había convencido de que era un mal necesario. Moose creía que, cuando más los viese juntos Kurt, más se daría cuenta este de que sus días de perseguir a Dean se habían acabado.

Cuando Tony frenó en Lake Shore Drive, Dean le cogió la mano y se la besó.

—Gracias por venir esta noche. Seguramente no será lo más memorable de la semana.

—¿A qué te refieres? —preguntó Tony.

—Oh, vamos, sé que no te cae bien Kurt.

—Bueno, me caen bien tus restantes amigos, que es lo que importa.

Dean se rio.

—Sé que a veces se pasa, pero es un buen tipo. En el fondo. Muy en el fondo.

—Seguro que es estupendo —afirmó Tony, eligiendo las palabras con mucho cuidado—. Sé que entre vosotros hay una historia. También sé que quiere más de ti. Pero debe respetar nuestra relación. Solo llevamos unas semanas, pero se trata de una relación.

—Les expliqué claramente a Kurt y a Bill que no volveríamos a liarnos más. Pronto encontrarán otro juguete y se olvidarán de mí.

—Bill no me parece problemático. En cambio, no me fío de Kurt, para ser sincero.

—Bueno, pues fíate de mí entonces. Kurt puede esperar lo que quiera, pero no va a suceder.

Cuando llegaron a casa de Moose y Peter, Kurt y Bill ya estaban allí, con sendas copas. Dean y Tony se despojaron de sus abrigos e hicieron la ronda obligatoria de abrazos y besos.

—Le he dicho a Kurt que se comporte esta noche

—susurró Moose a Dean mientras le daba un beso en la mejilla.

La esperanza de Dean de que la noche transcurriese sin dramas se vio alentada por el comentario de Moose, pero desapareció enseguida cuando Kurt le tocó el culo delante de todo el mundo y le dio un beso.

—Vayamos a la cocina —sugirió Peter—, donde están las bebidas y los aperitivos.

En la cocina, Dean se preparó una bebida fuerte, se pegó a Tony y procuró alejarse lo más posible de Kurt.

—¿Habéis recibido las invitaciones para la exposición de Terrell? —preguntó Peter, sin dirigirse a nadie en particular.

—Sí. Estoy impaciente. Docenas de reinonas pretenciosas tratando de convencerme de que hay arte en tres nubes de malvavisco pegadas a un alambre de púas —comentó Dean.

—¡Eh! Nosotros somos unas de esas reinonas pretenciosas —clamó Moose.

—Por si habías olvidado que Dean no es muy partidario del arte moderno —le comentó Bill a Tony.

—A pesar de lo que creáis, algún arte moderno me gusta —afirmó Dean—. Pero no el arte moderno estúpido. Me gustan las cosas más antiguas de Terrell, pero lo que hace ahora... No sé qué diablos pretende decir con esa mierda.

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