Hospital General del Este by Frank G. Slaughter

autor:Frank G. Slaughter [Slaughter, Frank G.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Realista, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 1958-01-01T00:00:00+00:00

Querido:

Creo que nos comprendemos muy bien el uno al otro, ¿no es verdad? Sea lo que fuere, yo ya he disfrutado de mi cura de reposo, y espero que tú hayas decidido lo que más te convenga.

Mi enfermera especial de noche tirará esto por debajo de tu puerta. No es más que para decirte que ya habré salido de aquí cuando lo leas. Como sabes muy bien, estaré en el «Plaza» la mayor parte del día. Me gustaría poder ofrecerte, poco después de las cinco, un combinado y escuchar tus planes.

La nota estaba sin firmar; pero esto también estaba muy de acuerdo con el carácter de Pat. A pesar de la cortesía inevitable de sus frases, se trataba de una orden, no de una invitación. «Las cartas de Pat están sobre la mesa —pensó Andy—. Esto me obliga a mostrar las mías para ver quién es el vencedor».

Andy no creyó ni por un momento que la joven hubiera ya dejado el hospital. Pat se levantaba muy raras veces antes de las doce, incluso durante su supuesta cura de reposo. Además, Andy estaba seguro de que la joven, aunque sólo fuera para cubrir las apariencias, esperaría la visita mañanera del doctor Plant. Mientras jugaba con la nota que tenía entre sus manos, Andy tuvo el impulso de ir derechamente a la habitación de la joven… Pero acabó pensando que esto era precisamente lo que Pat esperaba, como prueba final de su victoria.

«No es que Pat necesite pruebas después de lo de la pasada noche —pensó Andy con amargura—. La cazadora está segura de su presa». Aquella mujer de múltiples amores esperaría al varón elegido preparando unos martinis, a las cinco de la tarde… Andy echó una instintiva mirada a su despertador. Gracias a su buen funcionamiento, él podía gozar ahora de aquella hora de holganza.

Rompió en pequeños trozos el papel que acababa de recibir y los arrojó en una papelera al atravesar la habitación de los asistentes. Allí, junto a la entrada de la sala de cirugía, estaba la puerta de cristal de la cocina donde él había representado tan a conciencia su papel ante Julia, hacía escasamente unas horas. Obedeciendo a otro impulso, empujó la puerta. Jackie, el niño enfermo del corazón, tenía señalada su operación para las nueve y media y él necesitaba por lo menos un poco de café antes de enfrentarse con aquella prueba.

Vicki Ryan se hallaba sentada en un alto taburete ante la cocina modelo, untando de manteca una tostada mientras vigilaba la cafetera que nunca se dejaba enfriar. La alta y esbelta enfermera de la sección de cirugía presentaba un aspecto tan fresco como la mañana. Andy masculló un saludo y, al encontrarse con los ojos de la joven, procuró no dejarse prender de su magnetismo animal, aun cuando sonrió en su interior por tomar tal precaución. Allí, al menos, se ofrecía el amor en su sola aceptación física, un amor sin complicaciones. Más de una vez, sin circunloquios de ninguna clase, Vicki le había

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