Historia de Oriente Medio by Massimo Campanini

autor:Massimo Campanini
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788491140719
editor: A. Machado Libros

2. EL GOBIERNO DEL BA‘Z EN SIRIA E IRAQ

El poder de atracción de Nasser sobre todo el mundo árabe fue enorme. Siria fue la primera que apremió para lograr una unión con Egipto. Tras la caída de Adīb al-Shishāklī, Shukrī al-Quwwatlī había vuelto al poder en 1954, encabezando un gobierno de tendencia claramente izquierdista, y en el que el Ba‘z había encontrado nuevos espacios de expresión y afirmación. El Ba‘z era por entonces uno de los principales defensores del Egipto nasseriano, y tras su triunfo en la guerra de 1956 hizo presión para que se acelerase la unión entre ambos países. Al-Quwwatlī le hizo propuestas explícitas a un Nasser reacio, que no se fiaba de los sirios debido a la precariedad y la mutabilidad de su sistema político. Por ese motivo Nasser respondió a la propuesta de unión de Al-Quwwatlī exigiendo una fusión completa y total. Los sirios cedieron, y en 1958 se proclamó la RepúblicaÁrabe Unida (RAU), el primer organismo político inspirado en el nacionalismo (pan)árabe.

La RAU fue en realidad un rotundo fracaso, aunque por una serie de motivos muy concretos. En primer lugar, Egipto, es decir Nasser, pretendió desempeñar un papel absolutamente predominante. El presidente era egipcio, o sea el propio Nasser, la capital era El Cairo y la provincia del Sur (Egipto) fagocitaba con su peso demográfico, político y cultural a la provincia del Norte (Siria). En segundo lugar, Nasser impuso sus propias elecciones y directrices en todos los ámbitos, haciendo caso omiso de las condiciones locales. Impuso la disolución de los partidos y la confluencia de la representación política siria en la Unión Nacional, que se convirtió también en el único partido político de la RAU, en cuya directiva, sin embargo, los egipcios doblaban en número a los sirios. El Ba‘z, que había esperado ser la lunga manus de Nasser en Siria, vio cómo sus expectativas terminaban frustradas y reprimidas, y de hecho fue obligado a disolverse. A continuación se le impusieron a Siria las resoluciones socialistas mediante la nacionalización de las empresas, la expropiación de las grandes propiedades agrícolas y el control estatal de la economía. Todo eso estaba en estridente disonancia con la sociedad siria y su sistema económico, mucho más individualista y heterogéneo, y sobre todo mucho menos habituado a padecer la injerencia y el condicionamiento del estado. En tercer lugar, Nasser procedió a depurar sistemáticamente el ejército, que contaba con un gran número de simpatizantes del baazismo, y envió a Damasco a su fiel amigo ‘Abd al Hakīm ‘Āmer en calidad de procónsul. En Siria se instauró un rígido sistema de control policial (con la complicidad, por otra parte, de algunos agentes sirios).Todo ello provocó en poco tiempo la hostilidad y el resentimiento de la burguesía siria.Tan sólo tres años después de la proclamación de la RAU, en septiembre de 1961, un golpe de estado cortó las ataduras de Siria con Egipto e instauró un nuevo gobierno.Aunque había preparado una intervención militar, Nasser (que había vivido la escisión siria como una derrota

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