Henry Huggins by Beverly Cleary

autor:Beverly Cleary
La lengua: eng
Format: epub
editor: HarperCollins

Henry distinguió lo siguiente:

ACTO I: La escena es en el dormitorio de Timmy. Timmy lleva piyamas. Entra la mamá de Timmy.

LA MAMÁ DE TIMMY: Apúrate y acuéstate, Timmy. Esta noche es Nochebuena y los niños buenos deben estar dormidos cuando llega Santa Claus.

TIMMY: Está bien, mamá. (Timmy se acuesta. Su mamá lo arropa y le da un beso y las buenas noches.)

LA MAMÁ DE TIMMY: Buenas noches, Timmy. Que sueñes con los angelitos. (Sale y cierra la puerta.)

TIMMY: Jaah. ¡Ay, qué sueño! ¿Qué me traerá Santa Claus en ese paquete? Creo ... trataré . . . de . . . estar ... despierto. (Se duerme.)

Henry dio un gemido. Esto era peor de lo que él se esperaba. ¡Piyamas! ¡Un beso y las buenas noches! ¿Se imaginaban que él se iba a parar en piyamas en el escenario frente a todas las muchachas de la escuela? ¿Y a dejarse besar por una idiota de octavo grado que se suponía era su mamá? Sólo pensarlo era horrible.

¡Tenía que escaparse de ésa! Ya Robert estaba susurrando del otro lado del pasillo: “¡Hola, nene!”

Henry no le hizo caso. Quizás haciendo ejercicios de estirarse durante una hora entera todas las mañanas crecería lo suficientemente rápido para no poder hacer el papel. No, eso no era el remedio. No había tiempo. Tendría que pensar en otra cosa.

Durante el resto de la tarde Henry no pudo concentrarse en la clase de estudios sociales. Estaba demasiado ocupado pensando en hallar la manera de no hacer el papel de Timmy, el nene. Cuando sonó la campana, sacó su gorra y su impermeable del ropero. Fue el primero en salir del salón número cuatro y el primero en salir de la escuela.

Ribsy estaba esperándolo bajo el abeto, amparándose de la lluvia. —Vamos, Ribsy,— gritó Henry, —¡vámonos primero que los demás!

Pero no anduvo lo suficientemente rápido. Beezus, Robert y Scooter venían ahí seguidito. —¡Hola, Timmy!— le gritaron. —¿Cómo está el nenito?— Entonces empezaron a cantar “¡Henry es el nenito! ¡Henry es el nenito!”

Henry anduvo más despacio. —¡Ya, cállense!— les gritó. —Todos Uds. se creen muy listos, pero no lo son. ¡Tú eres una muñeca de trapo y tú, un perro canelo. Y apuesto a que Scooter es algo también estúpido!

—A mí no me pescan en ninguna comedia,— dijo Scooter con arrogancia. —Yo estoy en el equipo de tramoyistas. Me toca subir el telón, encender las luces, pintar el escenario y cosas por el estilo.

Mary Jane apareció dando brincos por la calle, saltando sobre los charquitos de la acera. —¡Aquí viene la muñeca bailarina!— gritó Henry.

—Sí,— dijo Mary Jane sonriendo con todo orgullo. —Me pondré mis zapatillas de ballet nuevas y mi vestido de tafetán rosado de fiesta y me haré rizar el cabello.

Los otros chicos estaban desilusionados. No podían tomarle el pelo a Mary Jane si ella quería ser la muñeca bailarina. Esto le dio una idea a Henry. Esperó hasta que Scooter dijo: —Apuesto a que el nenito se verá graciosísimo en piyamas. ¿Te vas a poner las que traen

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