Excluidas y marginales: una aproximación antropológica by Dolores Juliano

Excluidas y marginales: una aproximación antropológica by Dolores Juliano

autor:Dolores Juliano [Juliano, Dolores]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2004-05-01T00:00:00+00:00


El problema de la libertad de elección

No se es libre si se ha de representar algo en la sociedad burguesa: esposa, mujer de un funcionario, etc.… La estupidez, la vacuidad, la pedantería, la santurronería, eso es lo que impera… todos creen que opino igual que ellos: ¡Ay! ¡Y la verdad es que opino… como yo!

(Rahel Varnhagen, junio de 1826 [Arendt, 2000: 376])

La crítica más frecuente que se hace desde buena parte del feminismo al trabajo sexual es que implica una negación de la libertad de la mujer, dado que nadie podría asumir una actividad tan estigmatizada por libre opción.

Esta posición es compartida por investigadoras feministas de gran prestigio, como es el caso de Lagarde, pero que no han trabajado específicamente este tema. Así, en una publicación reciente se mezcla el problema de las niñas de la calle y la prostitución, identificando prostitución con violencia sexual y esta con falta de autonomía. «Por definición las mujeres que ejercen la prostitución no son autónomas. Por definición son cuerpo objeto para el placer de otros. Su cuerpo subjetivo, su persona, está cosificada y no hay un “yo” en el centro. En esta situación no existe la posibilidad de construir una persona que se autodefine, que se autolimita, que se protege y desarrolla a sí misma. Aun cuando pueden ser independientes económicamente y hasta mantener hijos, maridos, amantes». A continuación extiende la alienación a la madre de diez hijos, con lo que demuestra que la que critica no es una alienación exclusiva de este tipo de actividad, y concluye: «La autoestima de las mujeres se apoya profundamente en la estima de los otros y acaba siendo una reacción a la estima de los otros» (Lagarde, 2000: 55). Este tipo de aproximaciones implica varios problemas, los que se producen cuando se identifica prostitución infantil con prostitución voluntaria de mujeres adultas, identifica cuerpo con persona, mientras que las trabajadoras sexuales diferencian claramente que ellas realizan una representación teatral, que no las involucra en tanto que personas. Por otra parte, la enajenación corporal es propia de cualquier trabajo en que se vende nuestro esfuerzo. El hecho de que los clientes consideren a las trabajadoras sexuales objeto de su placer, no difiere de la consideración que realizan los usuarios de cualquier servicio (también proporcionan placer los masajes, o la peluquera, o los restaurantes) y no tiene por qué transformarse en una cosificación interiorizada como tal; afortunadamente la misma Lagarde da la clave para superar este planteamiento en su conclusión. La autoestima depende en gran medida de la mirada externa, y la estigmatización extrema es un fuerte obstáculo para construirla. Si esto es así, lo que corresponde en términos de sororidad feminista es luchar contra la estigmatización que padecen las trabajadoras sexuales y brindarles apoyo para que puedan construir en mejores condiciones su autonomía y autoestima.

La idea del trabajo sexual como enajenación la subrayan otras autoras usando expresiones como «trata de mujeres» y «esclavitud sexual», pero el problema está lejos de resultar tan claro como esta terminología parece suponer.



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