En Caída Libre by Lois McMaster Bujold

En Caída Libre by Lois McMaster Bujold

autor:Lois McMaster Bujold
La lengua: es
Format: mobi
Tags: Nebula, Ciencia Ficción
publicado: 2011-06-02T05:00:00+00:00


10

La cubierta de desembarco de las naves de carga estaba helada. Claire tuvo que frotarse todas las manos para calentarlas. Sólo sus manos parecían sufrir el frío. Su corazón latía con el calor de la anticipación y el miedo. Miró de reojo a Leo, suspendido, casi impasible, junto a la puerta con ella.

¯Gracias, por haberme hecho salir de mi turno de trabajo por esto ¯dijo Claire¯. ¿Estás seguro de que no te meterás en problemas, cuando el señor Van Atta descubra todo esto?

¯¿Quién se lo va a decir? ¯dijo Leo¯. Por otra parte, creo que Bruce está perdiendo el interés por torturarte. Todo es tan obviamente fútil. Mucho mejor para nosotros. Además, también quiero hablar con Tony e imagino que tendré muchas más posibilidades de contar con su atención después de que os hayáis vuelto a encontrar. ¯Sonrió, de modo tranquilizador.

¯Me pregunto en qué estado estará.

¯Puedes estar segura de que está mucho mejor, o el doctor Minchenko no lo expondría a las tensiones del viaje, por más que lo hiciera para seguir de cerca su evolución.

El ruido de máquinas le dijo a Claire que la nave había llegado a su puesto de desembarque. Extendió las manos y las contrajo inmediatamente. El cuadrúmano que manejaba la cabina de control hizo señas a otros dos en el dique y colocaron los tubos flexibles en su correcta posición y los ajustaron. El tubo del personal se abrió en primer lugar. El ingeniero de la nave asomó la cabeza para volver a verificar todo, luego se perdió de vista. El corazón de Claire latía con toda su fuerza en el pecho y se le había secado la garganta.

Finalmente, apareció el doctor Minchenko y se detuvo un instante, sujetándose con una mano al pasamanos en la escotilla. Era un hombre fuerte, de rostro correoso. Tenía el cabello tan blanco como el uniforme del servicio médico de Galac-Tech que llevaba puesto. Había sido un hombre grande, pero ahora se había encogido a su tamaño actual, como un melocotón maduro. Pero, al mismo tiempo, todavía era consistente. A Claire le daba la impresión de que sólo necesitaba que lo rehidrataran y que así volvería a su condición de casi nuevo.

El doctor Minchenko se alejó de la escotilla y cruzó el dique hacia ellos, siempre sujetándose con firmeza de los ganchos en la puerta.

¯Bueno, ¿qué tal, Claire? ¯dijo con una voz de sorpresa¯. Y ¿aja... Graf? ¯agregó con menos cordialidad¯. Así que era usted. Permítame decirle que no me gusta que me obliguen a autorizar una violación del protocolo médico. Tendrá que pasar el doble de tiempo en el gimnasio durante el período de su extensión. ¿Oye?

¯Sí, doctor Minchenko. Gracias ¯dijo Leo con rapidez. Como Claire sabía, Leo no había ido nunca al gimnasio¯. ¿Dónde está Tony? ¿Podemos ayudar para que lo lleven a la enfermería?

¯Ah ¯dijo, a la vez que miró a Claire más de cerca¯ Ya o veo. Tony no está conmigo, querida. Sigue en el hospital allí abajo.

Claire quedó sin aliento.

¯Oh, no. ¿Está peor?

¯No, en absoluto.



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