El ritmo de la noche by Michelle Durán

autor:Michelle Durán [Michelle Durán]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788408270157
editor: 2023
publicado: 2023-01-19T10:31:20+00:00

44

Esa noche, Kiera se sentía poderosa. Le había tomado toda una semana reunir el valor suficiente para elegir su disfraz, y no se arrepentía. Incluso ahora, casi cinco años después de haber terminado el instituto, todavía podía oír las burlas de sus compañeros de clase en su cabeza, a cada cual menos original que la anterior. Narizuda, tucán, bruja y un largo etcétera.

Iban a seguir llamándoselo de todas formas, así que ¿por qué no darles la razón?

—¡Estás increíble! —le dijo Harvey en cuanto la vio, y ella esbozó una sonrisa deslumbrante.

—Gracias. Tú también —le respondió, y lo decía en serio. Su mejor amigo siempre sabía cómo dar un buen espectáculo.

La noche empezó como cualquier otra. Harvey, Ivan y ella, bebida, baile, risas, juegos. El alcohol no tardó en hacerles efecto, y los bailes se volvieron más ridículos y las risas, más escandalosas. Ivan subió al cuarto de baño y terminó yéndose y, aunque Harvey frunció el ceño con preocupación al leer el mensaje, Kiera corrió a consolarlo.

—Estará bien —le dijo, pasando la mano por su espalda—. Es fuerte. Seguro que le ha surgido algo y...

—Sí, sé que estará bien. Lo que me preocupa es que ese «algo» tenga un nombre.

La chica guardó silencio. Sabía muy bien a quién se refería.

Había una parte de ella, una muy grande y poderosa, que seguía buscándolo en medio de la multitud. Estaba segura de que podría reconocerlo en cualquier parte, sin importar cuánto de lejos estuviera o los obstáculos que tuviera que sortear para llegar hasta él. Sin embargo, también existía otra parte, más pequeñita pero mucho más sabia, que se negaba a seguir arrastrándose por un tío incapaz de sentir nada por nadie que no fuera él mismo.

Pero Kiera era idiota, y seguía dejando que esa parte más poderosa ganara la batalla.

Por eso, cuando lo distinguió en la distancia, no lo dudó ni un segundo y fue junto a él.

—¡Theo! —lo saludó. Se lanzó a sus brazos y le plantó un beso en la mejilla. El matón le correspondió con un cariñoso apretón en el brazo—. No sabía que venías.

—Tenía algunos asuntillos que tratar por aquí.

—Venga ya. No me digas que vas a enfrascarte en otra pelea contra los del East Wood. ¿No tuviste suficiente con la redada del parque?

Theo abrió la boca para replicar, pero no tuvo tiempo para hacerlo porque Harvey llegó y se paró a su lado.

—¿Qué hay? —saludó, moviendo la cabeza con un seco asentimiento.

De repente, había más tensión en el ambiente que en una de sus cenas familiares con su padre y su nueva mujer.

Kiera les lanzó a ambos chicos una mirada inquisidora.

—¿Sabes dónde está Ivan? —preguntó Theo. No había apartado a Kiera de su lado, pero ella tampoco era tan fantasiosa como para hacerse ilusiones. Aunque estuviera entre sus brazos, la diferencia entre abrazarla a ella y abrazar a una piedra era prácticamente inexistente para Theo.

—¿Por qué lo preguntas? —contestó Harvey.

—Por nada.

Harvey apretó la mandíbula. Kiera lo vio mover los dedos de la mano de forma amenazante, como si estuviera resistiendo el impulso de lanzar un puñetazo.

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