El cielo ha vuelto: Premio Planeta 2013 (Spanish Edition) by Sánchez Clara Clara Sánchez

El cielo ha vuelto: Premio Planeta 2013 (Spanish Edition) by Sánchez Clara Clara Sánchez

autor:Sánchez, Clara, Clara Sánchez
La lengua: spa
Format: mobi
editor: Grupo Planeta
publicado: 2013-11-05T00:00:00+00:00


Al día siguiente no veía el momento de terminar con las fotos. No había comido y me sentía mareada, pero era más bien porque iba a encontrarme con Elías. Cuando me puse el casco y me subí en la moto tuve que respirar profundamente tres veces. El resplandor del atardecer era majestuoso, casi me ahogaba.

Su casa era como él, sin adornos ni tonterías. Se trataba de una entreplanta en Lavapiés en la que se amontonaban los cuadros y los tubos de pintura. Había una cocina llena de cacharros sucios en la pila, una cama a un lado y un pequeño baño con pegotes de pintura. Los pies se pegaban al suelo como si fuera de chicle. Solo tuve que empujar la puerta para entrar, no la cerraba nunca. Desde la ventana podía ver las ruedas de mi Vespino atada a un árbol. Él estaba pintando y ni siquiera se volvió a mirarme. Me dijo que cogiera una cerveza del frigorífico. Lo abrí y salió una bocanada de olor infernal, como si estuviera directamente conectado con una cloaca. Lo cerré sin tocar nada. Bebí agua del grifo con la mano y fregué los cacharros mientras él seguía pintando. Lo de fregar no era buena idea, porque también hacía publicidad de manos y de pies, pero era incapaz de ver aquello sin hacer nada. Solo Carolina habría tenido narices de fingir que no lo veía.

Cuando terminé me senté en la cama a hojear un libro, y cuando él terminó vino hacia mí y sin mediar palabra me tumbó y me hizo el amor. Estaba muy seguro de sí, o quizá de mí. Estaba seguro de mí. Y acertó porque me gustaba todo de él, de pies a cabeza, incluso la pocilga en la que estábamos me gustaba. Mientras apoyaba la cabeza en su brazo pensaba que limpio y con una mano de pintura este antro tampoco parecería tan mal, siempre y cuando estuviésemos nosotros desnudos dentro de la cama como ahora. Pensé que lo primero que haría sería comprar un juego de sábanas bordadas, un juego de toallas y dos albornoces y unas zapatillas para no pisar el suelo jamás.



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