Dinero oscuro by Jane Mayer

autor:Jane Mayer [Mayer, Jane]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-607-316-475-0
editor: Penguin Random House Grupo Editorial México
publicado: 2018-02-26T16:00:00+00:00

La oposición creció mientras el gobierno de Obama preparaba un viaje a Copenhague en diciembre de 2009 para su primera cumbre climática internacional. Los líderes mundiales tenían la expectativa de que Estados Unidos finalmente se comprometiera con una reforma seria. Con anterioridad, Estados Unidos había rechazado unirse a otras naciones desarrolladas para limitar las emisiones de gases invernadero conforme al Protocolo de Kioto. Dada la postura de Obama, parecía que el tiempo se agotaba para las fuerzas de los combustibles fósiles y sus aliados del mercado libre. Entonces, el 17 de noviembre de 2009, un comentarista anónimo en un sitio web opositor declaró: “Ha sucedido un milagro”.61

Con una sincronización letal, un saboteador no identificado hackeó hábilmente el sitio web de la Universidad East Anglia y subió miles de correos electrónicos internos que detallaban las comunicaciones privadas de los científicos que trabajan en la famosa Unidad de Investigación Climática. Los climatólogos de la universidad británica habían estado en constante comunicación con los científicos estadounidenses. Ahora todas sus dudas estudiantiles, junto con imprudentes y desdeñosas acotaciones sobre sus oponentes, desde 1996, estaban a la vista del mundo entero.

Chris Horner, un conservador opositor a la ciencia del cambio climático que trabajaba en Competitive Enterprise Institute, otro centro de investigación a favor de las empresas subsidiado por las fortunas petroleras y de otros combustibles fósiles, incluyendo la de los Koch, declaró: “Es posible que haya llegado el momento del vestido azul”.62 Pero en vez de usar la prenda delatora de Monica Lewinsky para impugnar a Bill Clinton, usarían las palabras de los científicos climáticos más importantes del mundo para impugnar el movimiento del cambio climático. Si se editaban y se sacaban de contexto, era posible manipular los intercambios de correos para que pareciera que existía la intención de falsificar los datos y reforzar la idea de que el calentamiento global era real.

Llamaron al supuesto escándalo Climategate y aceleraron los procesos al máximo. La telaraña de organizaciones, fundada parcialmente por los Koch, se precipitó sobre los correos electrónicos hackeados. Los académicos de Cato fueron particularmente activos en promocionar la historia. Durante las dos semanas posteriores a que los correos electrónicos se hicieron públicos, un solo académico de Cato dio más de 20 entrevistas a los medios para anunciar el supuesto escándalo. La historia pronto se difundió desde los sitios obviamente sesgados hasta las páginas de The New York Times y The Washington Post, dándole así más credibilidad popular. Tim Phillips, el presidente de Americans for Prosperity, criticó los correos electrónicos hackeados, los definió ante un grupo de blogueros conservadores en Heritage Foundation como “un momento crítico”63 y añadió: “Si ganamos la discusión científica, creo que con eso ya les ganamos en todo”.

Finalmente, siete investigaciones independientes exoneraron a los científicos climáticos, sin hallar nada en los correos electrónicos que desacreditara su trabajo o el consenso general sobre el calentamiento global. Sin embargo, la vida de Michael Mann, junto con el movimiento ambientalista, se sumió en la confusión.

Mann estaba entre los científicos más afectados por el misterioso incidente del hackeo.

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