Cuando me llamas por mi nombre by Tucker Shaw

autor:Tucker Shaw [Shaw, Tucker]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Young Adult Fiction, Romance, LGBTQ
editor: EDICIONES URANO
publicado: 2023-04-20T00:00:00+00:00

Cuéntame por qué te sentiste tan pequeño.

Tenía como doce años y estaba escuchando la radio mientras lavaba los platos, y pusieron a Cyndi Lauper. ¿Conoces la canción She Bop? Estaba cantando a pleno pulmón y moviendo el culo de aquí para allá por toda la cocina. Ni siquiera oí a mi padre entrar hasta que empezó a vitorear y aplaudir a mi espalda. Me dijo: «¡Sube el volumen!», pero apagué la radio. Espera, que esa ni siquiera es la parte vergonzosa.

Me preguntó quién era la cantante y le respondí que Cyndi Lauper, y me dijo que era un temazo. Me sorprendió mucho, porque él siempre había sido más de Paul Simon o Fleetwood Mac.

A la semana siguiente era su cumpleaños, así que fui a la tienda de discos y me gasté ocho dólares y cincuenta y seis centavos, casi la paga del mes, en el nuevo disco de Cyndi Lauper y se lo envolví con las páginas de tiras cómicas del periódico. Era la primera vez que tenía claro qué regalarle por su cumpleaños. Estaba segurísimo. Ya sabía que le gustaba.

Mi madre había tenido que irse de viaje, de modo que, cuando llegó el momento de celebrar su cumpleaños, mi padre me dijo: «¡Noche de chicos!». Alquilamos una peli de Indiana Jones y nos hicimos unos bocadillos. Mi madre me había dejado dinero para que le comprara una tarta en el súper, así que le compré una tarta congelada de Sara Lee, un helado de vainilla y un bote de sirope de Hershey’s, su favorito.

Estaba emocionadísimo cuando le di el regalo, porque sabía que le iba a encantar. Pero, cuando lo desenvolvió y vio el disco, le cambió la cara, como si no quisiera estar allí. Le dio la vuelta al disco, miró a Cyndi Lauper con ese peinado alocado que llevaba y dijo: «Una elección un poco extraña para la noche de chicos, ¿no te parece?».

Le dije que creía que le gustaba y me dijo: «Bueno, pues entonces supongo que me gusta. Gracias, chico».

«Chico». Lo dijo de un modo extraño. Nunca me había llamado así. Ni una sola vez. Era como si hubiera leído la palabra en un guion que alguien le había entregado. Como si le acabaran de contar que los padres llaman así a sus hijos. Los padres de verdad. A los hijos de verdad. Parecía avergonzado, como si, al no estar al tanto de ese código hasta ahora, nos hubiera fallado a los dos. Como si yo no fuera su hijo, sino su culpa.

Me preguntó si quería que pusiera el disco y le dije que no, que mejor viéramos la película. Más tarde, cuando cortó la tarta, me serví un trozo, pero no me apetecía. Lo tiré a la basura cuando mi padre fue al baño. Lo único que quería era olvidar todo ese día.

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