Cisne y murciélago by Keigo Higashino

autor:Keigo Higashino [Higashino, Keigo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2021-04-07T00:00:00+00:00

29

Al terminar el trabajo regresó a casa, pero no veía por allí a su madre. No estaba ni en el salón ni en la cocina. Sin embargo, al subir por la escalera, Mirei escuchó un ruido. Provenía del estudio que su padre tenía en la casa. La puerta estaba abierta.

Se aproximó y atisbó el interior. Ayako estaba sentada en el suelo, metiendo bien apretados los libros de las estanterías en unas cajas de cartón.

—Hola —dijo para llamar su atención.

—Ah, hola —respondió Ayako volviéndose hacia ella, pero sin mostrarse sorprendida por su presencia. Debía de haberse dado cuenta hacía un rato de que Mirei ya había llegado a casa—. Espera un momento, enseguida preparo la cena. El estofado ya está listo.

—No te preocupes. ¿Estás quitando ya las cosas de papá?

—Bueno, sí… —repuso Ayako rascándose suavemente la frente—. Podríamos dejarlas aquí tal cual, pero tengo la impresión de que, si lo hacemos, no terminaremos con esto nunca…

—Por supuesto que no hay que dejarlas aquí tal cual —replicó Mirei entrando en la habitación y sentándose sobre la cama. No recordaba desde cuándo sus padres habían empezado a usar dormitorios separados—. Algún día habrá que deshacerse de todas estas cosas, así que, cuanto antes, mejor.

—Tienes razón. Además, tampoco sabemos hasta cuándo seguiremos viviendo aquí —comentó Ayako mirando hacia el techo.

—¿Qué quieres decir con eso? —inquirió Mirei ante las sorpresivas palabras que acababa de pronunciar su madre—. ¿Que tal vez nos vayamos de esta casa?

—Bueno, es que… —contestó Ayako poniéndose en pie— algún día tú también te irás. Y cuando ese día llegue, esto me quedará demasiado grande. Además, mantener esta casa cuesta lo suyo y…

—Bueno, en cuanto a eso… Supongo que sí… —dijo evasivamente Mirei.

La conversación comenzaba a discurrir por derroteros difíciles. En ese momento, Mirei no tenía planeado casarse. Pero tampoco pensaba quedarse soltera para el resto de su vida.

—Además, creo que tenemos que pensar en el futuro —añadió Ayako en un tono que denotaba preocupación.

—¿A qué te refieres concretamente con «el futuro»?

—Pues, hablando claramente, al económico. Ten en cuenta que ahora ya no contamos con los ingresos de tu padre.

—Sí, es verdad —respondió Mirei, bajando la voz. Eso era algo en lo que ella también había pensado mucho últimamente.

El despacho de abogado de su padre ya se había cerrado y algunos de sus colegas habían asumido la dirección de los casos que él llevaba.

—Tenemos algunos ahorros, pero creo que habrá que prescindir de ciertos lujos. Dependiendo de cómo esté la situación, tal vez sea mejor, de cara al futuro, vender esta casa y llevar una vida algo más ajustada a nuestro nivel de ingresos.

Mirei estaba realmente sorprendida. No esperaba ni de lejos oír una opinión tan realista de boca de su madre. Lo cierto era que, al haber sido siempre una acomodada ama de casa, Mirei la miraba con cierta condescendencia, como si no tuviera idea de lo dura que era realmente la vida ahí fuera. Sin embargo, estaba claro que, a su manera, también su madre era capaz de analizar convenientemente la situación y mirar hacia el futuro.

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