Chernóbil by Aude Perrineau

autor:Aude Perrineau [Perrineau, Aude]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2016-01-01T00:00:00+00:00

EL SILENCIO DE LAS AUTORIDADES

Las autoridades, fieles a sus costumbres, no dejan que se filtre ninguna información. El accidente no se anuncia hasta dos días después de que haya ocurrido, a través de un comunicado de prensa lacónico, seguido de una breve mención en el telediario de la noche. Los comunicados oficiales de los días posteriores son muy tranquilizadores y repiten que la situación no deja de mejorar. La URSS, que teme las repercusiones que el accidente podría tener en la prensa internacional, rechaza la propuesta de ayuda americana el 29 de abril, afirmando que todos los problemas se han resuelto. En Kiev, las celebraciones del 1 de mayo transcurren con normalidad, mientras que la radioactividad es muy superior a la normal. Finalmente, el 14 de mayo de 1986 tiene lugar una intervención televisada de Gorbachov: el accidente todavía se minimiza, pero se reconoce oficialmente.

La reacción de las autoridades se explica al mismo tiempo por su costumbre de camuflar los problemas y por la dificultad que tienen para hacer frente a un accidente tan imprevisto. Las evacuaciones se llevan a cabo muy tarde y no se toma ninguna medida para proteger a la población frente a las primeras radiaciones, aunque existan soluciones. Los liquidadores también sufren las consecuencias de esta política: las dosis de radiación que reciben se minimizan, mientras que las instrucciones médicas prohíben establecer un vínculo entre la radiación y las patologías desarrolladas por algunos.

En un segundo momento, el accidente se dramatizará para resaltar la valentía de los soviéticos: la liquidación se narra como una guerra contra un enemigo invisible en la que los liquidadores son verdaderos héroes y se apoya a las autoridades encargadas de la liquidación por sus acciones. A pesar del peligro de las radiaciones, se planta una bandera soviética en la cima de la chimenea del redactor destruido al final de los trabajos. Una banderilla pegada al lado proclama que «el pueblo soviético es más fuerte que el átomo»[3] (Werth 2006, 73).

EL ANUNCIO MUNDIAL DE LA CATÁSTROFE

Los suecos son los que anuncian el accidente al resto del mundo. La mañana del 28 de abril de 1986, tras un control rutinario en la central de Forsmark, se detecta un nivel de radioactividad anormalmente elevado. Entonces, la central es evacuada, por miedo a que haya una fuga desconocida. El estudio de la trayectoria de los vientos y de las partículas radiactivas permite finalmente concluir que estas provienen de la URSS. A continuación, las agencias de prensa europeas toman esta información y la transmiten.

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