Amor de invierno by Jazmín Riera

Amor de invierno by Jazmín Riera

autor:Jazmín Riera [Riera, Jazmín]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2019-10-08T00:00:00+00:00


Nuevamente en los camarines había un ambiente extraño. Melanie y Fran estaban a un lado, mientras que Evan, quien ahora tenía un leve golpe en su pómulo, las observaba con el ceño fruncido. Milo, por su lado, se encontraba sentado un poco más alejado con el rostro serio mientras jugaba con una gomita de cabello.

—Bien, ¿qué ocurre? —pregunté agarrando una silla para luego sentarme. Era la primera vez que teníamos el camarín para nosotros solos y parecía un velorio. Evan me observó para luego bajar la mirada, Milo ni siquiera se dignó en dejar de jugar con la gomita, mientras que Fran y Mel también esquivaron mi mirada—. ¿Podrían dejarme un segundo con ellos? Quiero hablar en privado —le pregunté al resto del equipo. Manuel, Terra y Erick asintieron para luego salir—. ¿Hola? —dije.

—Yo simplemente los defendí —comenzó Mel y los cuatro empezaron a hablar al mismo tiempo.

—Esperen… esperen —dije levantando las manos—. De a uno por favor —indiqué rápidamente.

—Nos encontramos con los bailarines de Tarima. Bah, no nos encontramos… ellos nos buscaron —comentó Milo dejando de jugar con la gomita y mirándome. Pude observar una herida en su ceja.

—Empezaron a insultarnos en la zona de la piscina —siguió Fran.

—Y el energúmeno de Camilo golpeó a uno —gruñó Evan.

—Oh, tú estás enojado. ¿Por qué? Se te veía bastante a gusto peleando —comentó Milo.

—Entré simplemente para que no te maten antes de ganar el campeonato —retrucó Evan.

Milo bufó.

—Como Milo no podía solo, Evan lo ayudó y dejó a uno en el piso —relató Melanie. Observé con ojos grandes a Evan. ¿Qué?

—¿Cómo puede ser que alguien como tú tenga más fuerza que yo? —preguntó Milo sin entender.

—Acéptalo: él pelea mejor que tú —se burló Mel.

—Mi padre es boxeador, ¿sí? Viví en un maldito gimnasio toda mi vida, me ha enseñado a pegar —bufó Evan molesto. Todos se callaron.

—Ugh, lo lamento, no todos tenemos a Harry Hoffland de padre —ironizó molesto Milo—. Luego Fran apareció con una fuente de jugos y se las tiró para que se fueran —finalizó Milo. Mi rostro seguro era de horror.

—¿Les tiraste una fuente a tus competidores? —pregunté mirándola a Fran.

—No, no la fuente. Simplemente el jugo —me corrigió Fran y Melanie carcajeó.

—¿Te imaginas? —dijo Melanie—. Los del hotel nos llamaron la atención y quedamos como unos bailarines poco profesionales —dijo la morocha.

—Y los de Tarima filmaron todo y lo subieron a Instagram. Nos hicieron ver como los enemigos, ahora todos quieren que perdamos —finalizó Evan.

—¿Por qué les pegaron? —pregunté mirando a Milo, él suspiró.

—No me gustó cómo te trató su entrenador, además, son unos imbéciles. Siempre se burlan de nosotros… y hablan de la caída del año pasado… —comentó sin mirarme. Respiré hondo.

—Si empezaras a pens… —siguió Melanie contra Milo.

—Está bien —la interrumpí—. No necesito escuchar más, no tenemos tiempo —dije rápidamente—. En una hora tienen que competir, esto de la pelea… no es importante —dije y ellos bajaron la cabeza—. Agradezco que hayan luchado por la academia, por ustedes y por mí —dije mirando a Milo, quien ahora me observaba—.



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