1917 by Martín Kohan

1917 by Martín Kohan

autor:Martín Kohan
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo
ISBN: 9789874086334
editor: Ediciones Godot
publicado: 2017-11-25T04:00:00+00:00


El inglés de Trotski

“Soy un hombre armado con un bolígrafo”, ha llegado a decir León Trotski. Tan luego él, el héroe de acción de la Revolución rusa, el organizador del Ejército Rojo, llegó en un punto a definirse así: como un hombre cuya arma es el bolígrafo. No deja de pensarse como un hombre armado, y la constancia de esa figuración es de por sí significativa; pero eso mismo que alguna vez fue literal, ahora se ha vuelto metafórico: el hombre armado que combatió al mando de tropas revolucionarias, combate ahora escribiendo, combate con bolígrafo y papel.

Las circunstancias explican este cambio: León Trotski está exiliado en México; en Moscú, mientras tanto, ya fue acusado y juzgado y condenado, pero en ausencia; por iniciativa suya se decide constituir en México una comisión investigadora que indague en esas mismas acusaciones, pero dando esta vez a Trotski la oportunidad de contestar y defenderse. Se monta un juicio o la evocación de un juicio, en base a las acusaciones formuladas por la implacable pero monológica justicia de Stalin: traición, sabotaje, terrorismo, complot. Trotski se compromete a entregarse en la Unión Soviética si la comisión imparcial formada en México a efectos de revisar esas causas encuentra motivos para señalar alguna responsabilidad. La diferencia sustancial es que Trotski esta vez va a poder responder. Trotski va a poder tomar a su vez la palabra.

El hombre de acción y de palabra ahora tiene a su alcance solamente las palabras. Así funciona su destierro; en eso radica, entre otras posibles, su inexorable limitación. Al comenzar las sesiones de interrogatorios, le preguntan, según se consigna, su nombre. Él empieza mencionando “Bronstein”, pero el nombre que suministra en definitiva es “Trotski”: es el nombre, y por lo tanto la identidad, que la política le dio. A continuación le preguntan por su ocupación. “Escritor”, responde Trotski, y no es irónico.

A lo largo de varios días, y a partir de los diferentes aspectos señalados por la comisión, Trotski narra, explica, detalla, alega, matiza, enfatiza, refuta. Desde los desacuerdos que pudo mantener en su momento con Lenin hasta las visitas que recibió estando ya en la emigración, desde la penosa situación de sus hijos hasta el contenido de sus artículos publicados en el extranjero, desde su oposición política al terrorismo hasta su visión de los juicios de Moscú, Trotski habla: puede al fin valerse de la palabra para así ejercer su defensa.

El día 13 de abril de 1937, sin embargo, protesta o se preocupa: “Me prometieron que el Sr. Shaw me ayudaría con mi inglés. Pero está sentado tan lejos que no puede ayudarme”. No se trata en absoluto de un detalle menor en esta situación, porque nunca como en un juicio depende alguien tanto de las palabras: se salva o se condena, según lo que sea capaz de expresar. Y Trotski se tiene que expresar en inglés, pero no lo maneja tan bien como quisiera: “Es mi mal inglés lo que hace que me equivoque”. Que pueda en un momento dado aclarar



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